Dos y cuarto de la madrugada. Suena de fondo Eva Hache. También esas risas tan planas que me recuerdan aquellas enlatadas en los viejos cartuchos y que accionaba Esteban Viaña cuando se metía en el estudio pequeñito de la Cruz Vieja para grabar La Chistera. ¿Y me parecían surrealistas? No, querido amigo. Peores son éstas del Club de la Comedia. Porque aquí hay gente de verdad llenando un patio de butacas que ni el Villamarta. Pero ríen todo por igual, como máquinas, sean sutiles genialidades o pamplinas sin gracia alguna.
No tengo sueño. Pese a haber dejado atrás una dura semana laboral. Me acosté sin ganas de mucho más, pero he terminado levantándome. Cosas de las preocupaciones que me avienta el prójimo, o la 'prójima'. Y con el portátil sobre mis piernas miro, entre atónito e inquisidor, todo lo que pasa por ese escenario televisivo. Y no lo he podido evitar: he llegado a la conclusión que son chistes de mejor vitola ciertas cosas escuchadas hace apenas unas horas y de entre las que hubieron de salir los cortes de mis informativos.
Un poner... sale Cárdenas y ratifica lo que la consejera Cortés anunciaba al respecto de la inminente licitación de las obras de la carretera de La Barca. Jajajajaja, se escucha en la pedanía que da nombre a la A-2003... y en La Guareña que aún recuerda el último muerto cobrado por ese vial... y en Cuartillos... que tanto sabe de concentraciones, pataleos y declaraciones que, como voces en el desierto, se han venido prodigando sobre la sub-base que mientras aguarda el asfalto recibe a las vecinas prestas a perder kilos andando.
Pero los chistes no saben de colores. De hecho los que le estoy escuchando a los de la tele se concentran contra la otra dirección del espectro político. Qué bien lo hace Eva. Y ella que lo sabe se ufana levantando la barbilla con maneras de convencida contra todo cuestionamiento posible. Yo, en cambio, he escuchado atentamente al delegado cuando esta mañana se explicaba diciendo "hablamos claro con los vecinos, no prometemos, pero nos comprometemos...". Es más, pese a que las risas en el Jerez rural dan para carcajada... yo le he creído!
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