Belén del Cincuentenario del Perdón - Foto de Fernando Morales |
Del
Evangelio de Lucas: "José, pues, como era de la casa y familia
de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David
llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, la
cual estaba encinta. Y sucedió que, hallándose allí, le llegó la
hora del parto. Y dio a luz a su hijo primogénito, y envolvióle en
pañales, y recostóle en un pesebre: porque no hubo lugar para ellos
en la posada". El fundamento de cuanto celebramos ya mismo está
en Aquél que vino a hacerse carne entre nosotros.
Si
dos mil años después de aquello que ocurría en un lugar de Oriente
Medio seguimos honrando, como seamos capaces cada uno, a quien nació
de modo tan humilde pese a ser tan alta su misión entre nosotros,
cabe pensar que lo grande no está en la fiestas vacías de ese
sentido, en las celebraciones gastronómicas por muy familiares que
fueran o en las compras. Yo, que no renuncio a nada de ello, hace
tiempo que tengo en mente que no habría mejor conmemoración que
sentirnos integrados en la Historia de la Salvación.
Ser
uno de aquellos testigos elegidos entre los que nació el Niño-Dios
hubiese sido un verdadero regalo para todos. Así, al menos, he
pensado muchas veces cuando, quizá delante de uno de nuestros
entrañables nacimientos y a fuerza del trabajo detallado que también
con todas esas figuras secundarias realizan nuestros queridos
belenistas, he tenido la tentación de sentirme enmedio de la escena.
¿Cuál hubiera sido mi papel en el origen de esa vida humana que el
Señor eligió para ejercer la Redención del mundo?
Pongámonos
en situación... ¿Nunca les ha pasado por la mente el imaginario de
una participación en el acontecimiento? ¿Con qué dignidad
hubieramos encarnado semejante papel? Yo al menos no puedo verme más
que como sencillo pastor, uno de aquellos que, en torno a la hoguera
y bajo el raso de la noche, recibieron la visita de los ángeles y
aquel mensaje: "Gloria a Dios en el Cielo y Paz en la Tierra a
los hombres de buena voluntad..." ¿Cómo hubiese reaccionado
ante la invitación de ir a Belén y buscar al Dios hecho niño en el
portal?
Si
hubiese sido pastor
en
la noche belenita
que
supo de aquella cita
para
ir junto al Redentor...
Si
la historia necesita
de
mí junto a los rebaños...
¿no
creería que es engaño
lo
que los ángeles gritan?
Pero
ya pasaron años
de
la Navidad primera
y
parece ser quimera
que
nos tocara que antaño...
...regresara
a la carrera
cuando
el siglo veintiuno
parece
olvidar que el uno
nos
trajo la primavera.
Y,
sin embargo, montuno
no
seré ante la euforia
de
un parto que fue la gloria
de
la Salvación del mundo.
Si
pastor en esa historia
de
la noche belenita...
¡Yo
el primero de la guita
tirando
en la memoria...
...de
la fría nochecita
triste
del pobre portal
que
me hace pastor cabal
ante
la cueva bendita!
Imaginad
la postal
que
fuera repetición
de
aquel histórico don:
¡Cristo
vivo en el umbral...
...de
nuevo de su misión,
Jesús
en ese pesebre
y
nosotros en la alegre
y
cálida oblación!
Gire
ahora y para siempre
la
llave en esa cancela.
Y
que de la duermevela
despierte
nuestro consciente.
¡Abramos
así la puerta
a
esta suposición,
y
sea mi condición
de
pastor sin más licencia...
...que
la del fiel bonachón
que,
a fuerza de ser sencillo,
se
desviva el pobrecillo
desbocado
el corazón!
Refléjese
con sus brillos
el
misterio de Belén:
que
esos ojos que ven
lo
más grande sean postigo...
...de
una vida de bien
que
traiga al día de hoy
pastores
como el que soy
en
aquella noche a cien.
¡Albricias,
ya mismo voy
a
las plantas de ese Niño!
¡Aleluya,
mi cariño
de
corazón ya te doy!
¡Te
traigo mi desaliño,
poco
más, mi Jesusito!
¡Que
mi vida, Dios bendito,
es
socavón más que liño!
¡Ése
sería, marchito,
el
corazón del que ofrenda!
¡No
hallaré mejor prenda
siendo
mi ser tan cortito!
Más
si te doy lo que tenga
dime,
Niño, que no es poco
aquello
que ya coloco
al
albur de las conciencias.
¡Y
si me dicen que loco
estoy
por creerme pastor
ante
el pesebre de amor
que
de nuevo ahora evoco...
...siempre
diré que el primor
de
la noche belenita
se
repite cual bendita
Nochebuena
de licor...
...almibarado
en la cita
más
dulce de nuestra historia!
¡¡Válgame
Dios y la gloria
de
ese Niño del que gritan...
...
"Viva Jesús, que es notoria
evidencia
de ese vuelo
que
trazaron los luceros
alumbrando
la memoria"!!
¡¡¡Gloria
a los hombres con celo
si,
veinte siglos después,
tras
el ángel de Belén...
corren ganándose el cielo!!!
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