Lo
que el fundamento de un acontecimiento histórico nos presenta fijará
cada año la raíz de una celebración que ya estamos esperando con
ganas. Item más, la memoria, que es personal e instransferible
siempre, dejará en brazos de la melancolía las mil sensaciones para
estos días tan grandes. Lo que la tradición pone a nuestro alcance
en términos de expresión formal es ese tercer pilar que he
subrayado en mi torpe dibujo de la Navidad en nuestra tierra. Y la fe
dota la cita de alma, de sentido...
Ay,
amigos anhelantes como yo de la arribada de las fechas, pero aún nos
falta algo fundamental. Sin alegría, sin la más contundente y firme
satisfacción por la Buena Nueva que nos inunda, no podemos celebrar
lo que llega. Por eso echarnos a la calle y evidenciar lo que
sentimos bajo el alumbrado extraordinario de Palacios, avenida del
Ejército, Larga, Virgen de los Milagros, Luna, plaza de la Herrería,
Ganado... Todo cobra un sentido especial cuando El Puerto dice que es
Navidad.
Hasta
nuestro tránsito cotidiano por el callejero habitual avisa. Pero no
nos basta con hacer la vida sin más durante estos días y sus
correspondientes noches. Aún resuenan, por ejemplo, los ecos con los
que las mujeres de la peña Tío José de Paula nos preparó antes de
anoche desde el Teatro Muñoz Seca. Que el compás flamenco de la
tierra nos invada, que los villancicos que ya se cantan en todas y
cada una de las propuestas de la Ruta de las Zambombas cundan esa
alegría sin medida.
Por
eso establecimientos como Burladero, Mucho Teatro, Las siete
esquinas, Aquarela o Los Jándalos nos ayudan con sus propuestas. Y
ese ciclo de zambombas a cargo de David Oliva 'El Niño Villar' con
'El Puerto por bulerías' y 'Alendoy' brilla en la sospecha siempre
cargada del mayor fundamento por lo que ocurre también en tantos y
tantos otros rincones domésticos, familiares o vecinales en los que
no faltarán los villancicos y las coplas de la Nochebuena.
Villancicos
y coplas de la Nochebuena que se nos cuelan por las gateras del alma
y que nos llegan hasta este escenario de la mano del Coro Virgen de
Belén al que agradezco fervientemente su colaboración en este acto.
Que hayan querido acompañarme, de mil amores como sé que vienen hoy
a El Puerto de Santa María, es fundamental para prepararnos a vivir
por los villancicos escenas fervorosas, costumbristas y hasta
delirantes...
Que
el cura no irá a la iglesia... y recorreremos los caminos que se
hicieron con agua, viento y frío... y visitaremos el Jardín de
Venus... y los peces volverán a beber en el río y nosotros donde
podamos para brindar por las fiestas... y veremos esas casas del
nacimiento que son de papel, "mire usté qué gracia"... y
las doce palabras... y el tarantrán... y el ayayay... y el
marinerito Ramiré... y el dime niño de quién eres...
Y
ya que llega al final éste mi Pregón de la Navidad portuense lo
hago, Jesús mío, parafraseando el popular villancico... que hoy
vuelve a hacer falta formular la pregunta clave en medio de todo esto
que un año más nos llega: Dime Niño, ¿de quien eres?... que es
causa de mi alegría reencontrarme, alma mía, con la Navidad otra
vez...
Dime Niño dime,
que El Puerto lo
espera,
las voces que cantan
los gozos hermosos
de nuestra quimera.
Dime Niño dime
que no es primavera
y del equinocio
tomarán sus flores
aquí en la ribera.
Dime Niño dime,
ay Jesús y deja
las cositas claras
aquí en esta tierra
con tanta solera.
Dímelo mi Niño,
que me tumbo en vela
y con los corderos
busco los luceros
que prometen nuevas.
Que hasta la mañana,
antes de que
abriera,
me enseñó a María
con mil rosas frescas...
¡Divina pechera!
Carita divina,
Señor de bandera,
¿qué nos llega
ahora que nos sabe a nuevo
y a diciembre
espera?
Que ya celebramos,
con letrillas
bellas,
navidades nuevas que
beben de entonces
virtudes añejas.
Borriquillos viejos,
cerones de seda,
llevan chocolates,
molinos y anafes
de fe pregonera.
Y aquí yo me postro
con folios de
austera
oración alegre que
aliente la fiebre
de nos apareja.
Es la hora ya
de encender la cera,
que es Dios quien
nos nace allá donde pacen
el buey y la
certera...
...bestia que ya
bufa,
al son de la tierra,
compases de cielo
que en ese pesebre
nuestro cante
espera.
¡Vengan
villancicos!
¡Vengan
nochebuenas!
¡Desatad alegres
los cantos en ciernes
entre las candelas!
¡Que no hay más
pregón,
Jesús de canela,
que aquél que ya
cantan en el portuense
solar que me
alberga!
¡¡Mirando al Belén
brinda al que llega...
vuestro corazón y poned el son
que ya es Nochebuena!!
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