Se llama Jaume Sobrequés y ayer le miraba a los ojos mientras, cuando lo vi en la tele diciendo cosas que pretendían ser explicaciones, yo le andaba buscando inflexiones y ademanes de científico. Pero no los encontré por ningún sitio. Y puse empeño. Lo aseguro. Pero no hubo forma.
Yo, que pensé en la licenciatura de Historia aunque antes de intentarlo apareciera el periodismo sucediendo al magisterio, busco con el ánimo de aquel espíritu que no he perdido la controversia expuesta a discusión, la legitima puesta en duda que hizo siempre avanzar nuestras capacidades.
Y sin dudar de los resultados de su trayectoria como historiador, quién soy yo, centré mi análisis en su actitud intolerante ante cualquier posibilidad de que alguien esgrimiera tono científico para cuestionar esa idea que preside el provocador simposio: España contra Cataluña.
Para eso no hace falta un congreso con pretensiones rigoristas. Nadie deslegitimaría esa idea expuesta en un mitin de Convergencia Democrática de Cataluña, colocada a la izquierda de la izquierda nacionalista de un tiempo a esta parte. De hecho ahí lo tenéis abrazando a Mas en uno.
Hasta provocar me parece legítimo como recurso para llamar la atención. Pero querer investir del rigor de la ciencia esos deseos independentistas me parece tan fuerte como la mirada que le veo a Sobrequés mientras presenta el mencionado congreso. Todo no vale, o sí?
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