martes, 13 de abril de 2010

Elogio del esfuerzo


Hoy es martes y 13. Pero, en plena hecatombe, no creo que sea preciso creer que lo que nos ocurre no es más que por pura mala suerte. Las preocupaciones son tales que, hace tiempo que se dejó de pensar, al menos quien les habla, en que la que llaman diosa fortuna nos acompaña o nos abandona en función de cómo, la caprichosa señora, se levante por la mañana.
Por ello siempre confié más en el dicho de mi abuela. "Levántate perezoso que la fortuna te llama, que para ganar el dinero es muy contraria la cama" decía la madre de mi padre y a mí, aquello, que además decía con graciejo aquella veterana harta de briega a lo largo de su vida, se convirtió en un credo que aplicar a mi día a día. Así salí, con otras virtudes no pero esforzado sí.
Hoy es martes y 13 y, sin embargo, aquí sigue uno, desprovisto de ambiciones personales de esas que pasan porque aquella diosa haga que pase algún tren apetecible por delante. Las oportunidades que se esperan, sentados en el andén por si las moscas, nunca me gustaron. Y, en el recuerdo de la filosofía de aquella abuela llena de sabiduría, creo más en quien sale a buscarla.
No es fácil este criterio de vida por el que, si uno sale adelante, lo consigue por la ley del esfuerzo personal. Y no lo es, fundamentalmente, porque el entorno de una sociedad basada en el triunfo previo paso tres meses por Gran Hermano no ayuda a formar a los jóvenes y adolescentes que tenemos cerca. Ya puedo yo repetir permanentemente la frase de aquella mujer tan valiosa.
Es martes y 13 y, en plena hecatombe, aún me dará tiempo de desdecirme de aquel supuesto desdén actual que adivinaba al principio de mi comentario para los logros que se confiaran a la suerte. Seguimos dejándolo todo en manos de aquella diosa fortuna que es a la que un tal Zapatero parece confiar la salida de la crisis y una tal Sánchez, digna alumna,a también.
Y, dicho lo dicho, lo que más me preocupa es lo que mis hijos y los de todos ustedes, queridos oyentes, aprendan de semejante coyuntura económico y social. La crisis es un tiempo precioso para que no pase en balde. No es simple y llanamente tiempo de sufrimiento baldío hasta que todo esto pase. Sino momento para la reflexión, el cambio de vida y el provecho para el futuro.
Es martes y 13 y vuelvo a arrepentirme de algo: no debí mencionar tanto esta jornada volcada, según con quien hablemos, en las oportunidades de buena o mala suerte que nos pueda deparar. Pero también es martes y 13 para hacer un elogio del esfuerzo personal, ése que parece no estar de moda y que, desde que le escuchaba aquello a mi abuela, no me deja ser más que currante.
Que el día les trate bien y que, llegada la noche, encuentren la satisfacción de que aquello que hayan conseguido durante estas veinticuatro horas en curso broten del esfuerzo personal. Que para lo demás, lo inesperado ni sufrido pero conseguido felizmente, siempre encontraremos brazos abiertos para acogerlo con predisposición.
(COPE, 'La Piquera', comentario de opinión en 'La Mañana en Jerez', 13-04-10)

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