Tecnocracia jerezana

No podía ser de otro modo. Tener a "siete personas valientes" no garantiza, salvo que Dios les conceda bilocaciones para las que hay que disponer de un grado grande de santidad, que se pueda estar al melón y a las tajadas. Pero "en el ayuntamiento hay muy buenos empleados, muy buenos técnicos, muy buenos funcionarios que los van a tener de la mano para que esas delegaciones salgan adelante", dice Mamen Sánchez. Y así es.

La RPT ha ido poniendo, y lo sigue haciendo, cierto orden en el cumplimiento de las categorías y titulaciones que requieren ciertas dedicaciones profesionales y cabe pensar, pese a ciertas disfunciones que aún persisten, que esto ayudará a que sean los mejores los que, de pronto y ante la drástica reducción de políticos a menos de la mitad que en la anterior legislatura, se pudieran ver en la tesitura de afrontar un papel recrecido ante la falta de delegados.

Pero ni las buenas intenciones políticas se encuentran a veces con los técnicos más avezados (puedo poner ejemplos, pero hoy no toca) ni por buenos que sean éstos salvarán las carencias de los públicamente electos por las urnas. Entre otras cosas porque es preciso de los concejales para que esto sea la democracia que la Constitución nos debe garantizar y no una suerte de tecnocracia que termine desvirtuando el sistema.

Cosas del día a día, supongo. Lo cierto es que a lo mejor no es bueno querer, a fuerza de extremar el empeño de convertir el defecto en virtud, abrazar la idea del 'menos es más'. Esperamos con ganas la determinación de la estructura de gobierno que está ya al caer. Y contemplamos con buenos ojos aquello que la alcaldesa pueda hacer con siete. Pero, dadas las circunstancias, mejor será ir sabiendo qué técnicos serán los que tengan mando en plaza.