Foto de Juan Carlos Corchado |
Jesús Palomo, el presidente de la asociación de vecinos de Palos Blancos, asegura que «el cambio es sustancial» así como que «nos hemos felicitado gratamente todos, tanto de un lado como desde el otro». Se subraya, a este costado de las vías ahora elevadas, que «especialmente los escolares de este lado están de enhorabuena porque tienen allí su centro educativo y también equipamientos deportivos». San José Obrero, por su parte, encuentra de modo más franco el acceso a los comercios de la otra parte. Además, «hay mucha gente dedicada al servicio doméstico de allí trabajando aquí», dice Palomo.
De los tres casos de accidentes con secuelas producidos durante el tránsito de peatones por el puente que ahora ha desaparecido, dos de ellos tienen que ver con la movilidad de estas personas. Una persona tiene ocho clavos en el pie y hubo dos casos de rotura de clavícula al ser golpeadas las víctimas con retrovisores de camiones. Pero «la vida va a cambiar sustancialmente», asegura Palomo recordando las tres manifestaciones que se hicieron entre 2001 y 2005 todas con el mismo lema: 'Clamando en el desierto'. Ahora preparan una paella multitudinaria para celebrar el logro. Tendrá lugar el próximo 29 de enero en el Parque de Atocha.
Toñi Flores es la presidenta de los vecinos de San José Obrero. «La valoración es muy positiva, de hecho llevamos mucho tiempo a este lado del puente luchando porque se derribara o se facilitara una pasarela peatonal sin necesidad de que se nos peguen los coches», recuerda. «Estamos muy contentos y también expectantes por ver cómo quedará la zona, cómo cambiará de aspecto y esperamos que sea para mucho mejor», añade apuntando que «siempre hemos tenido muy buena relación con la zona de Palos Blancos y esperemos que esto facilite aún más la comunicación al no existir ese obstáculo». «Ya estamos hablando de la posibilidad de hacer cosas conjuntamente», avisa. El reencuentro entre barrios es ya un hecho.
(La Voz, 15-Enero-2012)
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