Foto de Javier Fergo |
El balance del movimiento vecinal de 2011 ya dejó a las claras que, salvo la ampliación de los distritos y el reglamento que potencia la participación desde este año, todo lo demás, sobre todo lo relativo a inversiones que eran necesarias y ahora son urgentes, están en barbecho. La rehabilitación de viviendas en La Alegría, Las Viñas o La Asunción; los centros de salud que ni se han construido ni se tienen indicios de que se aborden en breve, o el de La Granja pendiente de ampliación; infraestructuras viarias como la Ronda Sur, la carretera de La Barca u otras, o problemas como los vados y el catastro que aún colean son causa de esta indignación.
Recuperar el tono
Si en la directiva de la federación de asociaciones de vecinos Solidaridad hubiese cundido algún tipo de prudencia, que no se han callado ninguno de estos problemas, otros líderes en alguno de los barrios, como Galán, señalan sin ambages que «el abandono de los barrios pide que también los vecinos tomen la calle». Y aunque no han sido pocas las ocasiones en las que estas públicas expresiones de sus quejas, generales o particulares de algún barrio o zona en concreto, se han hecho patentes (como el Distrito Norte en verano por la seguridad ciudadana en verano pasado o Palos Blancos y otros barrios de aquella zona por el derribo del puente de San José Obrero) se busca una gran movilización.
Ángel Galán, concretamente, sugiere aprovechar el caldo de cultivo que brindan los conflictos laborales y de otros calados diversos que vienen mostrándose en las calles de la ciudad para pasar a directamente a la acción: «Problemas tenemos muchos y soluciones pocas, ya es hora de que los vecinos y la vecinas se planteen alzar la voz», dice. Y añade: «La calle hay que ocuparla porque si no es así los políticos y los que, en general, manejan el cotarro se van a quedar tan tranquilos, esta sociedad está enferma y la única vacuna al alcance es tomar la calle».
(La Voz, 16-Enero-2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario