Me refresca encontrarme con ella. Pero me aturde su 'tempo'.
Me complace su sonrisa. Y eso que deja al descubierto mi rictus estresado.
Me engloria su pensamiento. Lástima que advierta de mis incongruencias.
Me admira su experiencia. Aunque señale mis faltas de madurez.
Me llenan sus breverías. Más, mucho más, que un enjundioso discurso.Vicenta Guerra puso el lunes en mis manos su última obra.
'Breverías. Pensamientos y cantares' es una bendición de libro.
Y ella, un tesoro de mujer que Jerez no sabrá descubrir hasta su marcha.
Acaso la Academia San Dionisio sea único respaldo institucional. Acaso.
Insiste e insiste Vicenta con sus "píldoras para calmar los amaneceres".
"Bolitas de anís para endulzar el final de la jornada", dice la contraportada.
Lo cierto es que, mal que le cueste dinero, vuelve a divulgar y divulgarse.
Por ello ahora soy yo el que pregono: "¡A 10 euros el manojillo de ideas!"
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