jueves, 19 de noviembre de 2009

El celito, el celito...


A mi hermano Marco Gómez
llegue este abrazo fraterno
con motivo de ese eterno
camino que nos dio un lote
de salud 'pa' los enfermos,
de amparo de luz y arena,
de consuelo en la condena
de esta vida, puro infierno.

A mi hermano en la morena
medalla de tradición
que en la Peregrinación
Andando reunió las penas
de dos hombres en unión
de fortaleza y carencia,
dolor, cansancio y ausencia
de cascos, micros y voz.

A mi hermano que, en conciencia,
tiró de mí con un grito
-"¡el celito, el celito...!"-
que invitaba a la prudencia,
la caminata y el mito
de llegar hasta la Virgen
junto a tantos que se afligen
ganando todo a poquitos.

A mi hermano y los que eligen
la dureza del camino,
a Marco y cuantos admiro
por impronta tan humilde,
a quienes en el destino
no ven sino las Alturas
de una Madre que es dulzura
y brazos 'pal' Pastorcito.

A mi hermano en la amargura
de la experiencia que cito,
a aquél de quien solicito
que mantenga esa estatura.
¡Querido amigo, Marquito,
en el Coto y en la vida,
compañeros de fatigas,
no olvidemos "el celito"!

("El celito, el celito...": Expresión habitual de Felipe Morenés, el hermano mayor del Rocío de Jerez, que invita al tesón, la voluntad y el sufrimiento callado en el camino por las arenas)

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