miércoles, 18 de noviembre de 2009

Aniversario en 'coreanas'


A los cuarenta y cinco poco podía esperar que volviera a calzarme unas de esas 'coreanas' de mi infancia. Toda una generación sabe de unas botas que, también llamadas 'de segarra' por una determinada marca o guarras por su versatilidad contrastada ante patadas a las piedras y saltos en los charcos, vuelven ahora a mis pies. Traen recuerdos del patio de San José y de juegos en La Plata.
Por la arena de La Raya debo ir cuando ustedes lean esto. Cumplo el sueño que, hace años, deseo alcanzar. La Romería de Pentecostés me lo impide por razones profesionales. Y bien que venía sintiendo no haber podido tomar la palabra a Javier Escobar, delegado de peregrinos, quien tanto me invitó a ello. Pero no fue sino este fin de semana que llegara la ocasión de martirizar los pies y alentar el alma.
Al grano. Más de cuarenta kilómetros de soledad, aun en medio de esa cierta muchedumbre peregrina, es aliviante espacio para una reflexión necesaria. Poco ruido en el silencio de un rehabilitante encuentro consigo mismo y con las alturas celestes y muchas nueces en la profundidad de una interiorización apetecible. Y es curioso que haya también conmemoración al canto en esta Peregrinación Andando a El Rocío.
Veinticinco años, de aquello que fuera lo que tocara conmemorar, siempre han dado, en las cofradías, para fuegos de artificio. Y, aunque no está el rocierismo local para fiestas, alivia comprobar que llegan bodas de plata para una experiencia como ésta de cada noviembre. Yo siento ahora los beneficios de aquello que soñé durante tanto tiempo. Y ya tengo motivos para alegrarme de lo que me ofrece semejante ocasión.
Por ello escribo, a la sombra de Doñana, desde la convicción encendida de lo que, de verdad, merece la pena y aquello que nunca nos aportará mucho. Y creo, en estas horas de dejación de la comodidad, que se nos van, demasiadas veces, las fuerzas por las menudencias. Necesitamos desprendernos de esas cáscaras alguna vez para percatarnos de que, con 'coreanas' en los pies, también se celebran dignos aniversarios. Hagan la prueba.
(La Voz, 15-11-09)

1 comentario:

  1. ¡Lo que pueden llegar a evocarnos unos zapatos!
    Enhorabuena por vivir los beneficios de un encuentro contigo mismo. Los aborigenes australianos le llaman el "walkabout", por aquí le llamamos peregrinar, cítese Rocío cuando no va nadie, Camino de Santiago...

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