Cuando el Camino de Santiago te ofrece opciones en su itinerario es cuando más puede decirse que esto es como el peregrinaje de la vida. La ruta jacobea de paso por San Xil y el alto de Riocabo es la primitiva y la más corta desde Triacastela hasta Sarria. Para algunos no hacía falta más argumentos a la hora de elegir. Doy fe de ello. Pero el Camino, como la vida, regala experiencias impagables a quienes buscan abandonar lo convencional. Los valientes tienen premio, y si más que buscar el rédito acuden al encuentro de lo valioso con entrega previa más aún.
Y pienso en Carmen. Era necesario este reto para seguir adelante con el Parkinson? Era preciso visibilizarlo cuando lo suyo es la mayor calidad de vida para sí misma, que no le falten las terapias más convenientes y la atención médica más especializada? La cantinela que explica nuestros hagstag en las camisetas se está haciendo cada vez más frecuente. Y los ánimos a la "campeona", como la llaman cada vez más reiteradamente. Y la sonrisa de Carmen, siempre tan llegadiza, se expande como nunca no exenta de algo de pudor cuando los piropos se personalizan. Este esfuerzo nos lleva en mente también a José Manuel, Antoñito, María Bellido, María Rodríguez, Manuel Palas, Manuel Guzmán, Sebastián, Juan Manuel, Gloria, Araceli, Isabel... Todos ellos, en Parkinson Jerez siguen la experiencia en la distancia.
Si la generosidad en el esfuerzo que está haciendo la presidenta busca hacerlos partícipes a todos... cómo vamos a ser cicateros en la elección de la ruta de esta octava jornada? Por el valle del río Oribio llegaremos a Sarria previo paso por Samos. Y, pese a sus seis kilómetros más, la naturaleza primero y los benedictinos después, sabrían recompensarnos convenientemente. El aullido de los lobos de estos montes me despertaron a la amanecida. Pero ya en marcha, por el itinerario escogido, llegaría el canto de los carboneros y chochines, los zorros, garzas y otros animales en un marco en el que la fortaleza de la corriente fluvial en el curso alto es protagonista. Y a la llegada, el monasterio, uno de los más antiguos de España y el de mayor claustro, se convirtió en la causa del mayor gesto de admiración que se nos haya visto hasta el momento. Cómo es posible semejante alarde arquitectónico y, lo que es más importante, espiritual en este sitio.
Dicen que en el Monasterio de San Xulián de Samos apareció misteriosamente el abad Virila después de pasar tres siglos desaparecido. Y es cierto que las leyendas están para tomarlas como lo que son. Pero a veces lo que son realmente es referencias útiles para la vida. También yo estoy reapareciendo misteriosamente desde el lugar en el que un día dejé de ser yo. Y ahora vienen los benedictinos, con su enorme claustro presidido por el padre Feijoo, con su grandiosa iglesia, con los frescos en la galería de las celdas, con los nombres de santos a la entrada de estos misteriosos habitáculos de los monjes...
Durante la visita, antes de la misa, nos hemos despistado lo suficiente como para terminar hablando con uno de estos religiosos. Fue él, bajito, menudo y curioso, quien se me acercó para preguntarme por la otra bota. De mi mochila, a mi espalda, cuelga una de las de Carmen que, caminando mejor con sandalias, tiene el problema que no caben las dos en su mochila. La vida monástica es una joya, y no sólo de la fe ejerciente. Es un regalo que hace Dios a la vida, como el bebedero que refresca al petirrojo que picotea el agua del río.
No hay comentarios:
Publicar un comentario