martes, 11 de octubre de 2011

Pago de San José llevará a la Junta su denuncia contra el Club Nazaret

Foto de Javier Fergo.
Las molestias que generan los caballos de la escuela hípica del Club Nazaret a los vecinos del Pago de San José llegarán a la Fiscalía de Urbanismo. La junta directiva de la asociación de vecinos está resuelta a dar, a través de la Junta de Andalucía, los pasos correspondientes tras una ampliación de las instalaciones que habilitó una veintena de boxes. Junto a sus ocupantes, reportan a las viviendas más próximas «olores, paja, ratas y hasta orines de los animales como los que corren por al calle Hibisco», señala Diego Navarro, el presidente.
«Es una obra sobre la que, por medio de una documentación a la accedimos en Urbanismo, supimos que la licencia que se le otorgaba era para adecentar una pista deportiva», añade quien sostiene que «en realidad no fue eso lo que se hizo, sino que se realizó una obra monstruosa por la que se construyeron los nuevos boxes para caballos». Los vecinos acumulan sus denuncias en la sede de la asociación, desde la que ya se ha hecho saber a Urbanismo la queja sobre unas obras realizadas durante el anterior gobierno socialista.
Enterramientos
Mientras tanto, las incomodidades crecen y los vecinos las recrean con especial detalle: «Le dan picadero a los caballos sin regar aquello ni nada y crean una molesta nube de polvo, las mujeres no pueden tender ni salir siquiera a sus terrazas», sostienen los habitantes del Pago de San José quienes se quejan, además, de que «en cierta época, incluso llegaron a enterrar caballos allí mismo». Navarro señala que «nosotros estamos luchando porque vemos que eso es una injusticia, aquí no hay quien viva y queremos que se resuelva».
El empeño puesto por la propia institución recreativa en conocer la situación creada en el barrio anexo no ha faltado en medio de esta queja. Y los representantes vecinales lo reconocen. «Ya una vez vino el presidente del Club interesándose pero no venía a colaborar sino porque se le habían dado las quejas», dicen mientras lamentan que «el pez grande se come al chico». El propio presidente señala que «el Club es muy poderoso económicamente, por tener por detrás a la Caja, y a eso no hay quien le meta mano», considera Navarro.
Animales en el casco urbano
Las quejas por la presencia de concentraciones de animales en el casco urbano, ya sean agropecuarias o como este caso para uso recreativo, no son nuevas en diversos lugares de la ciudad. Los pollos, patos y pavos de una granja en el centro de la barriada de La Pita o las gallinas de Afanas pegadas a La Marquesa son algunos otros ejemplos de este tipo de presencias en activo que retan la legalidad vigente. Aunque el sentido de los caballos del Club Nazaret sea otro, los vecinos están convencidos de que se trata de un existencia cuestionable.
«La Junta de Andalucía nos hizo llegar el texto de la ley que dice que ese tipo de explotación ganadera no puede estar dentro del casco urbano, ha de estar a una distancia de 500 metros de la zona poblada más próxima», explica Diego Navarro. En el caso del Pago de San José, como explican los afectados, «los tenemos encima».
Desde la delegación de Medio Ambiente se asegura no disponer de un censo de este tipo de presencias animales. Y lo hacen cuidándose de especificar si se habla de granjas o de criaderos así como que «está permitido tener en casa gallinas, pavos o ese tipo de especies al considerarse domésticas». Por lo que se refiere a las vaquerizas existentes en las afueras, reconocen tener el cometido de «velar por el hecho de que los excrementos no lleguen a cauces de agua pública». Pero, ¿qué ocurre con los caballos?
La Ordenanza Municipal de Tenencia de Animales es, en cualquier caso, la herramienta que lo regula. Estipula que esta presencia en el casco urbano «quedará condicionada a que las circunstancias de su alojamiento, a la adecuación de las instalaciones y al número de animales, tanto en el aspecto higiénico-sanitario como en la inexistencia de incomodidades, molestias o peligro para los vecinos y siempre y cuando se consideren animales de abasto». Poca precisión aporta aunque las molestias sí que quedan claras a juzgar por las denuncias.
Antonio Saldaña, el actual delegado de Urbanismo, tiene ya el expediente en sus manos «porque se lo dimos nosotros en su día y lo único que nos falta es presentar la denuncia al fiscal de urbanismo para que meta mano en el asunto», insisten. «Y lo vamos a llevar a cabo porque tenemos el respaldo de los veintitantos o treinta vecinos de la zona que no paran de ir a la asociación de vecinos presentándonos las correspondientes quejas», apuntan en medio de la desesperación con la que aseguran estaqr viviendo ya este problema.
(La Voz, 11-Octubre-2011)

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