martes, 11 de octubre de 2011

Los incidentes frenan a Alsa como posible sustituta en la concesión de autobuses

Trabajadores de Urbanos Amarillos encerrados en San Francisco. Foto de J. Fergo.
Las gestiones que, en simultáneo con las que se realizan para que la empresa Urbanos Amarillos atienda las reivindicaciones laborales y los compromisos con la calidad en el servicio de autobuses, tantean las posibilidades de sustituirla por otra compañía más solvente tienen un escollo en las propias acciones reivindicativas de la plantilla.
El recrudecimiento de las protestas al comenzar ya la décima de las semanas de huelga no parecen ayudar en las negociaciones que llevan adelante los delegados de Economía, Enrique Espinosa, y de Personal, Movilidad y Seguridad, Javier Durá. La aparición de vehículos quemados, en proceso de investigación aún, se ha convertido en un handicap.
El equipo del PP en el actual gobierno local, que desde que llegó tras las elecciones del pasado 22-M habló siempre de mantener «todas las posibilidades abiertas», ha mantenido contactos en Madrid con distintas compañías de transportes. Pero los frutos, independientemente de que no hay decisión alguna sobre la posible sustitución, son aún escasos.
300 empresas quebradas
Para empezar, las negociaciones se topan con un primer obstáculo: la crisis ha dado al traste, desde que en el año 2007 se iniciara, con unas 300 compañías de transporte en todo el país. Las posibilidades se han recortado notablemente por tanto. La ventaja reside, en cambio, en que la selección ha dejado, al menos sobre el papel, a las de situación económica más sólida.
Con todo, «hemos de tener mucho cuidado a la hora de elegir posible sustituta», reconoce Durá. Otra limitación encontrada viene de la mano de las exigencias de aquellas compañías que, habiéndose sentado a hablar con los representantes del Ayuntamiento de Jerez, plantean peticiones que no siempre están al alcance de una ciudad especialmente castigada.
Las garantías económicas exigidas al Consistorio y la ausencia de compromisos con la plantilla actual son peticiones recurrentes con las que han de lidiar quienes están asumiendo estas gestiones. El delegado de Movilidad advierte que solo han encontrado a una empresa de transportes que estaría dispuesta a renunciar, al menos, a una de esas peticiones: Alsa.
Anunciada como «el mayor operador de autobuses en al ámbito urbano en España», Alsa ha sido la única dispuesta a subrogarse a los trabajadores. Su división de transporte urbano, Alsa City, especializada en el diseño de sistemas de transporte urbano y de cercanías, gestiona un total de 20 redes en distintas ciudades españolas, además de en Marrakech (Marruecos).
Municipalización
«Es la única que acepta subrogarse la plantilla previas garantías económicas del Ayuntamiento que estarían a nuestro alcance», dice Durá apuntando, sin embargo, que «el problema es que hay dos veces que nos hemos reunido con la empresa y ha coincidido con sucesos como la quema de autobuses, y eso los ha frenado», señala lamentando la repercusión de estas medidas.
No se plantean, por otra parte, en el Ayuntamiento alternativas que pasen por el rescate del servicio que algunos grupos de la oposición como el Foro Ciudadano o los propios empleados sugieren. «Los trabajadores piden que municipalicemos el servicio, pero no tenemos capacidad para comprar autobuses, para arreglar los que hay o, simplemente, para comprar gasoil», aclara Durá.
No faltan quienes, al llegar a las diez semanas sin apenas servicio por la huelga, comienzan a pensar que la ciudad podría pasar sin autobuses. Pero su anulación, en el marco de recortes que vive la ciudad, no es algo que se contemple pese a todo. «Los comerciantes están muy preocupados con los efectos que causa la falta de un transporte público normalizado, no podemos plantearnos eso», apunta el delegado de Movilidad.
Un canto a la responsabilidad social corporativa
Llama la atención que Alsa, la empresa que se desvela como única opción en negociaciones dispuesta a subrogarse a la plantilla, hace entre sus postulados todo un canto a la responsabilidad social corporativa, una llamada a la confianza de los trabajadores que por otra parte viene convirtiéndose en ingrediente que actualiza, sin paternalismos pero con ciertos propósitos, un cierto tono social.
En su web, la compañía resalta su empeño en «iniciativas y buenas prácticas desarrolladas para atender las expectativas de nuestros empleados». Continúa apreciando, entre sus objetivos, el «desarrollo de actividades de formación, facilidades de acceso a colectivos específicos con dificultades de integración en el mercado de trabajo y medidas que contribuyan a la conciliación de la vida familiar y profesional».
Si, al menos, tiene la capacidad de pagar todos los meses de modo puntual ya produciría un salto cualitativo con respecto a la situación que los miembros de la plantilla soportan con Urbanos Amarillos. Recién abonadas nómina y paga de julio, aún aguardan los salarios de agosto y septiembre.
(La Voz, 11-Octubre-2011)

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