Foto de Javier Fergo |
«Queremos saber, calle a calle, lo que se está haciendo y, como no es un huevo que se echa a freír, hay que esperar porque la ciudad es grande y los medios de los que disponemos son los que hay», dice Felisa Rosado en los albores de un replanteamiento que, con todo, desea llevar a buen término: «No podemos entender, y así se lo transmití a Urbaser, porqué hay barrenderos que se ocupan de una calle un día y, cuando vuelven al día siguiente, reinician su labor de nuevo por el principio en lugar de retomarlo donde lo dejaron», explica con dotes de observadora.
La modificación de usos que el Ayuntamiento espera de la empresa concesionaria no oculta que «sabemos el personal que tiene Urbaser, se trata de darle la vuelta a lo que se estaba haciendo». Felisa Rosado se arroga el éxito en este empeño durante el tiempo en que, anteriormente, el PP gobernó la ciudad siendo ella delegada de Medio Ambiente: «La otra vez lo conseguimos y esta vez lo vamos a conseguir también porque por parte de la empresa hay voluntad y por parte de los trabajadores también».
El caso es que «si vamos a hacer todo esto, haciendo un enorme esfuerzo por pagarles, debemos ser conscientes de que la calle es de todos». Por ello, tras la actualización de los procedimientos de Urbaser, la delegada irá a por los infractores de las ordenanzas en materia de limpieza: «Uno no puede ir por la calle tirando las cosas al suelo, aunque entone el mea culpa por la falta de papeleras», dice recordando que, con todo, «he estado en ciudades sin apenas papeleras y no veo papeles en el suelo».
Las quejas contemplan también actitudes como la basura depositada fuera del contenedor o el apilamiento de enseres junto a ellos en días que no son los señalados para su recogida. «Yo me he puesto un plazo: en el momento en el que tengamos modificado el servicio y cuando comience a funcionar ya reestructurado vamos a empezar a ponernos duros con los usuarios que incumplan», dice. Y añade: «El que ensucia paga». Las multas llegarán, por tanto, y lo harán «con todo el peso de las ordenanzas, que para eso las tenemos».
«No quiero quedar como el guardia duro pero estamos en una crisis económica y vamos a ir al máximo en las multas», dice Rosado contemplando sin embargo «otras opciones para el que no pueda pagar». Los denominados servicios a la comunidad parecen tener también sitio entre las medidas que garanticen la limpieza de la ciudad.
(La Voz, 24-Octubre-2011)
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