Foto de Javier Fergo |
«Ha coincidido que era viernes y no nos ha dado tiempo a hacer absolutamente nada», añade con una cierta inquietud. «Pero estamos a la expectativa», subrayaba ayer aquella a quien la falta de reacción en puertas del fin de semana se le acrecienta en pleno período de vacaciones que aún mantiene. Y, con todo, no hay sorpresas: «Tenemos todos los temores del mundo desde hace cinco meses». Por ello, un poso de serenidad marca la actitud de quien encabeza la representación laboral.
El mensaje que, a falta de más información sobre la operación recién cerrada para las empresas de Nueva Rumasa, dimana de momento desde el propio comité de empresa no solo es el de la normalidad en la plantilla sino también en el rendimiento económico de la principal bodega de los Ruiz-Mateos en el Marco de Jerez. «Seguimos funcionando, pese a todo, con la más absoluta normalidad, vendemos igual y prácticamente no hemos perdido cliente alguno, salvo lo habitual fruto de la crisis», dice al aguardo de las consecuencias que pueda traerles la compraventa.
Todos los temores
Ascensión Liaño responde con rotundidad a la pregunta sobre el miedo real que genera a la plantilla: «Todos, todos, tenemos todos los temores», señala. «Pero son los mismos que ya teníamos la semana pasada, porque sabíamos que así no podíamos continuar», reflexiona. Y, con todo, la situación en concurso de acreedores en que se encuentran las empresas puede ser la garantía: «Nos tendrán que comunicar con qué intenciones vienen y si, a partir de ahora, habrá algún cambio en el funcionamiento, pero creemos que no por estar en concurso y bajo las órdenes de los administradores» señala.
La familia Ruiz-Mateos ha formalizado esta venta en una operación que se ha cerrado por el importe de deuda de 1.500 millones de euros que suman las empresas del grupo, aunque el importe final dependerá de «los posibles acuerdos con los acreedores». Back in Business indicó en un comunicado que toma Nueva Rumasa con el fin de «analizar todas las líneas de negocio y tomar las medidas necesarias con el fin último de que las sociedades entren en valor y conseguir así la mayor satisfacción de sus acreedores».
Por su parte, la familia Ruiz-Mateos mostró su satisfacción por haber alcanzado un acuerdo con una empresa «nacional y de una dilatada experiencia en este tipo de situaciones». «Ello supone una garantía de continuidad de la actividad y de los puestos de trabajo». Atribuye su decisión de optar por la oferta de Ángel de Cabo, de «entre las numerosas recibidas en los últimos meses», «al profundo conocimiento que muestra del grupo y su probada solvencia económica y de gestión». «Nos garantiza la mejor alternativa posible para trabajadores, proveedores y clientes», añadió la semana pasada.
Hoy tendrán que dar a conocer a los representantes de los trabajadores los detalles que puedan afectarles de una operación que, pese a todo, es paso necesario porque, como asegura Liaño, no había modo de continuar en la situación que venían sufriendo las empresas.
(La Voz, 12-Septiembre-2011)
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