Foto de Esteban. |
Para empezar, la Feria Gastronómica mantuvo ayer buena parte del lleno que se ha venido registrando estos días. Las 34 casetas llegaron hasta el final dando a la nueva propuesta el clima de feria del centro que, en función del éxito, podría afianzar el aliciente en próximos septiembres. No fueron pocos los jerezanos y visitantes que decidieron almorzar en la Alameda Vieja.
Bastante antes de la hora de esa comida, los viejos muros del Alcázar se hicieron testigos de la concentración de coches y motos de la exhibición de vehículos clásicos que dieron su colorido a ese espacio de recreo como a todas y cada una de las calles del itinerario. Los años cincuenta, sesenta y setenta discurrían a cuatro o dos ruedas por un callejero que, ayudado en algún caso por algún atuendo especial de los conductores o por detalles que reforzaron esa intención, retrotrajeron a Jerez a años solo recordados por los mayores.
Una mirada al pasado
Viejos Citroën, Jaguar o Ford de otra época se daban la mano con los entrañables Seat 600, 850 ó 1.500 ó los Renault 4 u 8. Algún viejo taxi conservando su estampa y alguna vieja maleta sobre la baca, algún boogie o coches para soñar con otros tiempos para la ciudad pasaban ante los transeúntes entre signos de admiración y buceos en el recuerdo de cada cual. Toda una experiencia digna de una cita festiva que, como filosofía general, también mira hacia otros tiempos pasados.
Junto a estos vehículos, otros de otro porte dieron también vida al domingo de la clausura de las Fiestas de la Vendimia: las motos. Ejemplares de Ossa Sanglas, Guzzi, Bultaco... y, a otra escala, Vespa, Lambretta, Mobylettes y hasta Velosoles se sumaron a la exhibición. Alrededor de cincuenta vehículos de dos ruedas llegaron, junto a los automóviles, hasta las instalaciones museísticas de La Atalaya, destino de este vistosa iniciativa.
En los jardines de la sede de 'El Misterio del Vino' y el Museo del Tiempo ya los aguardaba el público que decidió aprovechar la jornada de puertas abiertas que se brindaba. Durante buena parte de la mañana fue posible disfrutar los vehículos participantes en el conocido como patio del Sindicato (las motos), en las fachadas delantera y trasera del palacio victoriano que ocupa el centro de la finca y hasta en sus paseos, cuajados de visitantes dispuestos a pasarlo bien. El tiempo meteorológico se prestaba a ello y el domingo se erigió en un delicioso marco para los últimos acontecimientos de las Fiestas de la Vendimia.
Relojes, vino y carruajes
Para entonces, ya tuvo lugar, en la popular bodega de Don Federico, sede del espectáculo multimedia que supone 'El Misterio del Vino', una única sesión que, precisamente por ello, fue considerada preciosa ocasión para disfrutarlo. Lleno absoluto registró ese pase mientras, desde más de una hora antes, el Museo del Tiempo ya estaba siendo muy visitado.
Las valiosas piezas relojeras (más de 300), los 190 bastones de la otra colección o, sencillamente, la belleza victoriana del palacete que en el siglo XIX elevaran los Sánchez-Romate a las afueras de Jerez y, más tarde, los Ruiz-Mateos, convirtieran en sede de estas exposiciones.
También en jornada de puertas abiertas, e igualmente muy visitado ayer, se encontraba el Museo del Enganche, una ocasión para, sobre otras ruedas más vinculadas a los caballos jerezanos, disfrutar de la propuesta. La actividad se fortalecía en ese núcleo de cascos bodegueros que, aunque en menor medida que años atrás, constituyen calles como Lealas, Atalaya, Pizarro o Duque de Abrantes.
Y, con todo, no abandonaban quienes deseaban disfrutar del último día de fiestas los aledaños de la Alameda Vieja que, más cerca ya de la hora en que la copa y la tapa fueran pidiendo protagonismo, devolvió a la Feria de la Gastronomía un público que, de este modo, se despedía del ciclo festivo que, pese a la crisis, ha visto recuperar, en cierta medida, el ánimo de los jerezanos y la adhesión de los visitantes a la ciudad.
Tampoco faltó la ocasión para los aficionados a los toros de la mano del espectáculo que, en la plaza de la Escuela de Tauromaquia de Jerez puso colofón al XII Encuentro de Escuelas Taurinas Andaluzas que se ha celebrado en la ciudad de forma paralela a los restantes argumentos de estas ya clausuradas Fiestas de la Vendimia.
Un millar de visitantes en La Atalaya
Miriam Morales, la directora del complejo museístico de La Atalaya, mostraba ayer su satisfacción entre la atención personal dispensada a todo aquel que accedía al palacio a visitar el Museo del Tiempo y la toma de decisiones sobre cómo dar acomodo al centenar de coches antiguos y el medio centenar de motos de época que, poco después del mediodía, llegaban ya al recinto.
Nada de ello le impidió, asistida por su equipo de colaboradores, contar el número de personas que habían decidido pasar buena parte de la mañana en la finca de la calle Cervantes. «Van más de 800», señalaba a la una de la tarde. El ambiente generado por las fiestas reportaba a las propuestas de La Atalaya un éxito importante. Un rato antes, ya hubo un lleno en 'El Misterio del Vino'. «Unas 240 personas han asistido a la única sesión que habíamos preparado», reconocía.
La proximidad del Museo del Enganche y el gran atractivo que también esa exposición de carruajes de diverso tipo pone al alcance del público en general hizo que las cifras de visitantes a las vecinas dependencias de Duque de Abrantes fueran también altas.
Las ganas se notaban en la calle y el trasiego entre unas y otras dependencias, favorecida por el acceso de La Atalaya por calle Pizarro, reportó también, a esta jornada de puertas abiertas, claves para un éxito notorio.
(La Voz, 19-Septiembre-2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario