domingo, 24 de abril de 2011

El último nazareno

Procesión de Cristo Resucitado. Pascua 2011.
El crío llamaba la atención ante su madre. En la acera del Arroyo, con gente hasta la bandera desde Bertemati hasta el Reducto Alto, su presencia con la capa y el capirote parecía revestida de una cierta dignidad pese a que no tocaban hábitos nazarenos el Domingo de Resurrección y que, realmente, tampoco él llevaba túnica.
Todos miraban con los ojos del que lleva la razón y se enternece pensando que el niño, imagino que de unos diez añillos, hacía algo que no hacía nadie. De hecho, lo que nadie en sus cinco sentido haría. Pero el chaval permanecía impertérrito entre la muchedumbre. Y a medida que se le acercaba Cristo Resucitado más llamaba la atención.
Nadie se estaba dando cuenta de que eran muchos los que estaban viendo a Cristo elevarse del sepulcro teniendo, como el niño, el capirote aún puesto. Y las conversaciones los delataban. Que si las que salieron en día de lluvia lo hicieron mal, que si las que no lo hicieron lo hicieron peor, que sin Sábado Santo esto es un desastre...
Pobres diablos aquellos que se sonrieron del niño del capirote blanco. Pobres fantasmas cuantos pensaron que ellos no estaban haciendo algo peor en medio de tan sesudas reflexiones que olvidaban que Cristo vivo caminaba entre nosotros bajo la luz de un sol que era mucho más que la evidencia de mero buen tiempo.
No se daban cuenta, ni por asomo, de lo que celebraba la ciudad, la Diócesis, la Iglesia universal. Mientras todos miraban de reojo al último e inesperado nazareno, todas nuestras 'muertes' comenzaban a quedarse en su Cruz. Cristo ha resucitado. El Señor hacía presente el mensaje central de nuestra fe. FELIZ PASCUA PARA TODOS.

1 comentario:

  1. «Quien no acoja el reino de Dios como un niño no entrará en él.» (Marcos 10,13-16)

    Muchos cuando somos adultos pecamos de sobervia, creemos que todo el conocimiento del mundo pasa por nosotros mismos, y nos reímos del que creemos inferior, cuando este a su modo tiene razón y ve las cosas de otra manera.

    El último nazareno nos ayuda a reflexionar por qué hacemos lo que hacemos como tú lo has dicho.

    Nunca tuve la oportunidad de asistir a la Semana Santa española, más quisiera, Dios mediante, pero tampoco es necesario ya que Cristo camina con todos nosotros a donde quiera que vayamos

    Saludos

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