Foto de Esteban |
Aquella Virgen de la primavera glosada ayer en el Teatro Villamarta ya exaltaba, en la voz de José Antonio Zarzana, este tiempo que vivimos. Y el aire que definió el pregonero como "caricia vaporosa por veletas y atalayas". Ciertamente siento el deseo de convertirme esta noche en escudero de ese hidalgo español que blandió en el escenario de nuestros sueños tantos altos sentimientos que nos prohibe el relativismo.
Diganme la verdad... ¿quién creía que algún día Martín Lutero y la protesta que motivó nuestra Contrarreforma plena de cruces elevadas, virginidades marianas reafirmadas y eucarísticas convicciones procesionadas tendría sitio algún día en el pregón de la Semana Santa? ¿Y el Pendón desaparecido que invitó a imaginar un cajón municipal hecho, para susto de todos, con tamaño para que quepa la iglesia de San Dionisio?
No estuvimos ayer ante un pregón cualquiera. Ciertamente. Porque rara vez necesitó la alcaldesa, o alcaldes anteriores, un cajón aunque éste otro para esconderse de tanto removimiento desde el atril de valores pisoteados y restituidos en el imaginario colectivo de una sociedad mejor alumbrada que bajo las progresías baratas que se asoman a la galería de los caprichosos y reaccionarios sectarismos en boga.
También es cierto que es igualmente raro tener la cercanía del fallecimiento de Nono Merino vestido de penitente para que un pregonero tenga a huevo, que diría el castizo, semejante oportunidad de enaltecer la importancia del hábito nazareno. O la perdida de Pepe Antonio González de la Peña para que Zarzana pusiera un telegrama a las alturas. O tanta experiencia fuera de España o tanta gente lejana de su tierra.
José Antonio pregonó incluso esa sensibilidad especial que, siempre acompañada por el respeto, las cofradías conocen bien sin necesidad de hablar de armarios que hubieran de abrirse. Si acaso fueron los roperos de la Virgen, en las más variadas advocaciones, los que esos seres especiales de orientación sexual acaso controvertida. Fue tierno, adecuado, comprometido, veraz, reivindicador sin estridencias.
Y ahora, con la Tita Lola ensimismada ante la Virgen jesuítica de la más rotunda sencillez o aquellas otras del cielo por techo de palio, corresponde poner en el frontispicio de nuestro programa de hoy, el último 'Carrera Oficial' especial de esta Cuaresma de 2011, tantas jerezanías bien pergeñadas en el pregón como Zarzana descubrió antes de que llegara su canto a la vida, aquél para el que pidió coherencia de vida.
No aplaudió la alcaldesa en el escenario cuando más arreciaba. Y estuvo bien porque el pregonero pidió que solo lo hicieran los que estuvieran dispuestos a hacer algo contra la tropelía de un aborto legislado para escarnio de todos. "¿Cómo salvar a una sociedad que legisla y costea su propia autodestrucción?", dijo Zarzana con voz queda, que las verdades no hace falta gritarlas, mientras otro amargurista enardecido le gritaba desde el patio de butacas: "¡Valiente!".
Hasta su padre y presentador se llevó sutil y cariñoso repaso en el recuerdo del año, 1996, en el que decretó para la familia, en conflictos cofrades para el olvido, la no salida en la hermandad. Tal fue la sinceridad y compromiso del pregonero a la hora de abordar su obra. Tal su ejemplo para todos los que, más allá de calentón del momento, tenemos ahora la llamada de salir a la calle con la coherencia adecuada.
Intentamos hacerlo nosotros ahora. Cuando la noche ampara nuestras ansias de cofradías. Porque en poco más de cinco días será Domingo de Ramos. Y durante las próximas dos horas de radio cuaresmal en directo nos comprometemos a ser lo que esperan ustedes del equipo de Cope-Jerez, este que ya se prepara para transmitirles una nueva Semana Santa. Antes queda este programa. Quédense con nosotros para disfrutarlo. Sean bienvenidos.
(Cope-Jerez, editorial en 'Carrera Oficial', 11-04-11)
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