
Tres veces he hecho esta mañana el trayecto entre Rota y Jerez. Dos en coche y uno en moto. Y despachar con ganas de vuelta el final de unas vacaciones ('ertadas' pero vacaciones) no deja de ser un buen antídoto contra eso que llaman síndrome post-vacacional. Bendita normalidad que me aguarda lleno de fuerzas para seguir adelante.
Ahora mi disponibilidad para ustedes, queridos lectores, podría crecer. Digo yo. En cualquier caso, y pese al volumen de trabajo que me aguarda, yo estoy encantado. ¿No se me nota?
No hay comentarios:
Publicar un comentario