Los cofrades y fieles en general rebosando, en número, la capacidad de la Iglesia de Las Angustias, y haciéndose visibles en la plaza que tiene el nombre de la Virgen, evidenciaban la expectación que se había creado en vísperas de su fiesta. Y aunque ya era habitual que, cada mediados del mes de septiembre, la celebración en torno a la Virgen del Humilladero mostrara similares estampas, lo cierto es que lo de la noche del viernes rezumaba aromas de novedad.
Y el caso es que ni siquiera venían de fuera de las instalaciones de la Hermandad pero la experiencia del regreso de Nuestra Señora de las Angustias con su Hijo en brazos, tras la restauración practicada por la empresa Ressur (Francisco Bazán y Francisco Brenes), sugería el regreso de un exilio forzado por las necesidades que obligaban a la realización de estos trabajos. Y el camarín cerrado con unas cortinas ha sido, tras la pasada Semana Santa, una muestra de esta ausencia el culto.
La celebración de la Eucaristía de acción de gracias convocada por la recuperación de las imágenes de la Virgen y el Señor y posterior besamanos hasta que la medianoche colocó a todos en los primeros instantes de la jornada de ayer sábado dieron contenido a una ceremonia que, realmente, no sería sino la de la observación, paciente y complacida, del resultado de los trabajos efectuados durante estos meses estivales en la sala de juntas, que había sido cerrada a cal y canto para ello.
Y los trabajos, de mejora de los ensambles y policromía fundamentalmente, recibieron el beneplácito general. El hermano mayor, Francisco José Mancilla Fernández, se declaraba «muy muy muy contento y muy feliz». La vehemencia de las expresiones del máximo dirigente de la Hermandad de las Angustias no constituía, enmedio de todos, sino la referencia de una actitud general ante el descubrimiento. Aunque es este caso la responsabilidad necesitaba más el desahogo.
Mancilla centraba en el rostro de la Virgen una satisfacción que encontró la palabra adecuada para definir la notable mejora de su encarnadura tras los trabajos de Ressur aunque no sin intentarlo antes con otros calificativos: «más limpia... una textura más natural... tiene una... es Ella pero... ¡más fresca!». El contento, en cualquier caso, era manifiestamente generalizado. Los cruces de miradas o los gestos entre los presentes, cuando no las palabras, lo atestiguaban.
La intervención especializada, que felizmente ha concluido ahora, fue aprobada en cabildo general extraordinario de hermanos y tras que una comisión designada por la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias tuviera a su cargo, previamente, el análisis de las diferentes propuestas presentadas. Ressur se ocupó de estos trabajos al ser seleccionada la empresa entre otras opciones como las del jerezano Agustín Pina Calle o el portuense Enrique Ortega Ortega.
Restituida la normalidad en el templo, con la llegada de la titular de la Hermandad y el propio templo, todo está ya dispuesto para celebrar el anual triduo en su honor. Tendrá lugar desde hoy y hasta el martes, a las 20,30 horas, oficiado por Fray Antonio María Moreno López, O.S.M. El próximo domingo tendrá lugar el tradicional rosario de la aurora.
(La Voz, 13-09-09)
Y el caso es que ni siquiera venían de fuera de las instalaciones de la Hermandad pero la experiencia del regreso de Nuestra Señora de las Angustias con su Hijo en brazos, tras la restauración practicada por la empresa Ressur (Francisco Bazán y Francisco Brenes), sugería el regreso de un exilio forzado por las necesidades que obligaban a la realización de estos trabajos. Y el camarín cerrado con unas cortinas ha sido, tras la pasada Semana Santa, una muestra de esta ausencia el culto.
La celebración de la Eucaristía de acción de gracias convocada por la recuperación de las imágenes de la Virgen y el Señor y posterior besamanos hasta que la medianoche colocó a todos en los primeros instantes de la jornada de ayer sábado dieron contenido a una ceremonia que, realmente, no sería sino la de la observación, paciente y complacida, del resultado de los trabajos efectuados durante estos meses estivales en la sala de juntas, que había sido cerrada a cal y canto para ello.
Y los trabajos, de mejora de los ensambles y policromía fundamentalmente, recibieron el beneplácito general. El hermano mayor, Francisco José Mancilla Fernández, se declaraba «muy muy muy contento y muy feliz». La vehemencia de las expresiones del máximo dirigente de la Hermandad de las Angustias no constituía, enmedio de todos, sino la referencia de una actitud general ante el descubrimiento. Aunque es este caso la responsabilidad necesitaba más el desahogo.
Mancilla centraba en el rostro de la Virgen una satisfacción que encontró la palabra adecuada para definir la notable mejora de su encarnadura tras los trabajos de Ressur aunque no sin intentarlo antes con otros calificativos: «más limpia... una textura más natural... tiene una... es Ella pero... ¡más fresca!». El contento, en cualquier caso, era manifiestamente generalizado. Los cruces de miradas o los gestos entre los presentes, cuando no las palabras, lo atestiguaban.
La intervención especializada, que felizmente ha concluido ahora, fue aprobada en cabildo general extraordinario de hermanos y tras que una comisión designada por la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias tuviera a su cargo, previamente, el análisis de las diferentes propuestas presentadas. Ressur se ocupó de estos trabajos al ser seleccionada la empresa entre otras opciones como las del jerezano Agustín Pina Calle o el portuense Enrique Ortega Ortega.
Restituida la normalidad en el templo, con la llegada de la titular de la Hermandad y el propio templo, todo está ya dispuesto para celebrar el anual triduo en su honor. Tendrá lugar desde hoy y hasta el martes, a las 20,30 horas, oficiado por Fray Antonio María Moreno López, O.S.M. El próximo domingo tendrá lugar el tradicional rosario de la aurora.
(La Voz, 13-09-09)
No hay comentarios:
Publicar un comentario