sábado, 7 de febrero de 2009

La vida de Eluana


Frente a aquellos de los que se cree que constituyen la más reaccionaria referencia de la defensa de la vida pese a todos los pesares están, desde el día de ayer, aquellos que consideran mejor, en el caso de la joven italiana Eluana Englaro, conseguir su muerte dejándola sin aprovisionarla de lo que la mantiene aún viva. Porque lo está aunque no lo parezca. Lo llaman, concretamente, protocolo de interrupción gradual de la alimentación asistida y es la opción de los que, con modernidad supuestamente más arraigada que los pesados que ponen pegas, han adoptado el caso en cuestión para, aprovechando la posición del padre de esta chica, abonar las tesis eutanásicas en boga.
Su estado es vegetativo pero está por ver si el hipotético encarnizamiento terapéutico que quieren evitar es peor que el que le comienzan a procurar por la vía de la retirada de todo sustento, por muy gradual que ésta sea. Lo mejor de todo es el debate abierto en plena sociedad italiana y, por extensión, en otros países cercanos que, como el nuestro, tienen mucho que aprender de conatos ajenos como el que nos trae. Lo peor, por contra, es que, mientras tanto, más que dejar tranquila a Eluana que, en su lecho, quizá no esté tan insensible como puede pensarse se ha comenzado a actuar contra su vida. Una lástima que haya prisa, pese a la gradualidad de marras, a la hora que ganar la batalla a los rancios pro-vida.
Nos estamos jugando muchas cosas en el caso de esta chica. Y ello tanto dentro como fuera de ese país en el que su presidente, el singular Silvio Berlusconi, ha llegado esta semana a convocar el Consejo de Ministros con el que pretendía obstaculizar esa operación que, desgraciadamente, ya ha empezado a acabar con ella. Salvo posterior bloqueo que se me haya escapado. Y está bien que el debate ponga sobre la mesa aquellos argumentos que cada cuál crea menester al respecto, pero pierde nobleza la contraposición dialéctica de las posiciones sí, mientras tanto, se nos muere aquella que, a mi juicio, es, aunque no lo supiera, la heroína de una situación lamentable. ¿Cómo no envenenarse con el asunto?
Por ello, mientras algunos juegan a ser dioses capaces de decidir sobre la vida de los demás, yo me sumo a los rancios y reaccionarios a los que les da -nos da- por defender la vida por encima de toda consideración dispuesta a hacer un favor hoy a Eluana y mañana a quien haga falta.

2 comentarios:

  1. Esto de la eutanasia es un tema que siempre crea controversia. Desde luego te digo, con la mano en el corazón que no me gustaría encontrarme en la piel del familiar que tiene que tomar una u otra decisión.
    Pero cuando me encuentro en la calle con los "amigos perrunos", esos que conoces de cada mañana, mediodía y noche mientras paseamos a nuestros canes y de los que no sabes apenas nada, salvo que su amigo se llama Gades, Chispi, Jaima o Curro...o Wendy que tras catorce años de existencia feliz junto a sus humanos enfermó del corazón y apenas podía con su cuerpo; tenía constantes diarreas, no podía comer y pasaba las noches en una tos contínua...cuando supimos que la "durmieron", todos, absolutamente todos consolamos a su dueña (que no tenía consuelo) y le dijimos que hizo lo mejor para ella para que dejara de sufrir... y entonces me pregunto: si hacemos eso con un perro ¿no lo haríamos con un familiar?
    Es mi pregunta, pero ya te digo que espero no tener que hacérmela nunca en primera persona, ni con mis perros, ni con mi familia... eso si, si yo estoy en esa situación elijo desde ya por los míos, que me dejen morir y no me prolonguen una agonía sin retorno.

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  2. Yo creo que por encima de todo hay que respetar la voluntad de las personas, lejos de debates acerca de si se debe o no decidir sobre la Vida de los demás, que particularmente me parece atentar contra un derecho fundamental. Al igual que Laura, no quisiera tener que verme jamás en situación parecida a ese padre que seguro estará pasando el trago más amargo de su vida.

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