martes, 13 de enero de 2009

Ni la cigüeña quiere quinielas


Getafe, Córdoba, Oviedo, Sevilla, Cádiz y, más recientemente, Granada. ¿Cuál será el próximo origen al que nos acerque la rumorología episcopalista? Debo confesar que me divirtieron más las quinielas cuando, hace nueve años, estábamos pendientes de quién fuera el sucesor de nuestro, hoy, recordado don Rafael. Pero esta vez no he puesto el menor interés. Y no lo he hecho desde un primer momento. Quizá tenga dudas razonables, sea quien fuere el elegido por Roma, sobre nuestra ganancia con el relevo. Y lo digo con el debido respeto, claro. Estoy hastiado de quinielas. Hay compañeros periodistas que están disfrutando con ellas como yo, desde luego, no tengo el gusto en esta ocasión. Y bien que lo siento. Debe ser que voy para viejo. Lo reconozco. Por otra parte, y esto lo aseguro, los cambios -y éste particularmente- me están dando cada vez una mayor pereza. Será esto otro lo que me tiene sin gozar de cuanto de expectación genera, sin duda, el próximo nombramiento del nuevo obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez. Sea, como siempre, lo que Dios quiera. Me está haciendo falta, y creo que a la Iglesia asidonense también, que una voz vaticana acalle, por la vía del nombramiento inminente, tanto las especulaciones crecientes como las postulaciones interesadas. De paso también podría callar a los consultados deseosos de que se sepa que les preguntaron, ésos que para confirmar que se encuentran entre la pléyade de los elegidos no dudan siquiera en decir -'soto voce', claro- aquello que anotaron en un escrito que debió contestarse con la confidencialidad con la que debió ser recibida la consulta. Me alegra leer también su hartazgo al respecto a Francisco José Fernández de la Cigoña, miembro de la blogosfera eclesial tan apreciado por unos como destestado por otros y cuya cigüeña siempre anda ojo avizor sobre el tejado. Voz, sin embargo, respetada por afinidades en Roma que parecen tenerle tan bien informado. No sé qué dirá el Cardenal Re de sus menciones a la necesidad de que una bolsa de obispables viniera a tener más que al día, antes de que surgiera la necesidad de cubrir vacantes, a quienes, junto a Su Santidad el Papa, tienen algo que ver con ello. Ni yo soy nadie para pedir que la Iglesia funcione de otro modo ni, quizá, él lo crea sobre sí mismo. Pero pedir está bien si se hace con buen tono y mejor intención. Alguien dijo una vez que al Nuncio se le acumula el trabajo. Y es verdad. La parsimonia de la institución quizá no sea mala consejera, pese a todo. La sociedad actual, sin embargo, gira a otra velocidad y puede ir demando otras actitudes incluso de la propia Iglesia. Pero no nos equivoquemos. Ay de nosotros si, por emularlo, olvidamos que el Reino de Dios no es de este mundo. No queda sino esperar. Y, si no se quieren quinielas, aguantar las de los demás. En el fondo, siempre será mejor que nosotros practiquemos ese juego a que Roma nos elija obispo haciendo girar la ruleta.

3 comentarios:

  1. Nunca entenderé la lentitud del nombramiento de obispos, sobre todo cuando les llega la edad de presentar la dimisión. Creo que Roma debería aplicarse el dicho "A Rey muerto, Rey puesto" Asi se evitarían especulaciones y lo mas importante no se sentiría vacío de poder y que se parase una diocesis hasta que venga el nuevo

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  2. Con la Iglesia hemos topado pero lo de Don Rafael no fue una quiniela, sino una LOTERÍA con sustancia de MILAGRO querido amigo!!
    Ummmm ¿Cada cuánto tiempo dicen que no sucede un milagro??? porque la lotería no toca en Jerez desde....En fin.

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  3. Me da la impresión que vendrá de Córdoba (nacido allí) de apellido ilustre Cordobes...esa es mi apreciación, de todas las maneras que el que venga "cumpla"...

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