Foto de Javier Fergo |
Las diferentes manifestaciones de este deporte callejero -'skate', 'roller' y 'bmx'- dispusieron del equipamiento adecuado. El resto quedó en manos de quinceañeros tan conocedores del paño como desprovistos del temor que hacía cerrar los ojos, a cada evolución, a quienes cruzaban Las Angustias ajenos a lo que estaba ocurriendo. «Si me caigo me levanto y no pasa nada», dice con desparpajo Ricardo Sainz.
A los 14 años, la lógica rotunda de su actitud ante el peligro de la práctica aún se concilia con un tono físico capaz de ignorar las consecuencias. Pero aún, a mediodía, se pensaba si se inscribiría o no en esta exhibición. No faltan, pese al valor, muescas en la culata a modo de daños que el chaval -espigado, con largo flequillo y gorra- no oculta: «Pero solo he sufrido esguinces en los tobillos», explica.
Un estilo de vida
«Me gusta patinar con los amigos, lo paso bien», dice asegurando que le gusta la emoción del riesgo. Estilo de vida más que deporte, Ricardo sorprende a quienes le achacan víctima de una moda pasajera: «Esto es para toda la vida», advierte viéndose cuarentón y todavía sobre el patín. Son «otras formas de diversión para los jóvenes de Jerez», se señala desde Rodando Calles.
«El deporte, la solidaridad, los comportamientos cívicos y el respeto al mobiliario urbano son nuestras señas de identidad», añade Guillermo Aguilar, el presidente de una asociación que, en el que han denominado Campeonato Plaza de las Angustias, cuentan con el apoyo del Ayuntamiento en un evento lúdico, deportivo y cultural que aún había quien, al detenerse unos minutos, no conseguía entender.
Pablo Jiménez, con 15 años, analiza su práctica desde parámetros más profundos: «Para mí es una forma de desconectar de la vida». Y añade, «te centras en el patín y te olvidas de todo». Este otro quinceañero sí sabe de accidentes serios aunque tampoco les hace mucho caso: «El riesgo siempre está ahí», dice recordando que en dos ocasiones se ha roto los tobillos. Él, sin embargo, decidió su inscripción antes que Ricardo.
Cristian Soto, por su parte, vive el 'skate' desde otra dimensión. A sus 16 años y con unos kilitos de más, lejos de distanciarse de una práctica que le encanta se volcó en el 'fingerboard'. Reconoce que el 'skate' «no tiene ni edad ni físico» y, con todo, ha preferido dedicarse que sean sus dedos los que evolucionen sobre monopatines en miniatura. «Mientras estás en tu casa puedes practicarlo, si está lloviendo te dedicas a esto y te entretiene igual», dice.
No todo son ventajas en esta otra práctica con competición también en Las Angustias. «Todo es caro», dice Cristian explicando que el material puede costar tanto o más que en los tamaños estándares. Quizá por ello se ha hecho un sitio, a tan precoz edad, en el mercado de su construcción y venta. «Yo las vendo a diez euros y si me dejas hasta te digo mi página web», apunta decididamente.
La animación creada por la convocatoria de Rodando Calles en Las Angustias ha dado para encontrar a muchos chavales con esta encendida afición por el patinaje.
Reunión con la alcaldesa
«Que nos cedan una nave y nosotros nos buscaremos las 'papas'», dice Guillermo Aguilar adelantando la principal petición que desean realizar a Pilar Sánchez, la alcaldesa, en una reunión solicitada y que aún no ha tenido lugar. Los problemas habituales de un espacio adecuado para la práctica del 'skate' los vienen solventando concentrándose en la plaza del Caballo. «Pero la Policía no nos deja y nos parece mal porque no somos delincuentes, somos practicantes de un deporte», añade.
Por ello se convocan eventos como el desarrollado ayer en la plaza de Las Angustias: «Así nos damos ánimos entre nosotros», agrega Aguilar. Pero ello no les arregla el problema. Hace alrededor de tres lustros, siendo alcalde Pedro Pacheco, fueron ubicadas, estratégicamente distribuidas en algunos barrios, construcciones de cemento que, por su forma favorecedora de las evoluciones de esta disciplina callejera, fueron bautizadas popularmente con el nombre de 'u'. «Pero, realmente, nunca se le dio buena solución a nuestras carencias», insiste el presidente de Rodando Calles.
Por ello aguardan a poder recabar una mejor colaboración municipal tras una reunión en Alcaldía en la que, además de la mencionada nave que anhelan, «pediremos otras cosas». Malos tiempos para demandas de atención del Ayuntamiento pero, a decir verdad, nunca fueron excesivamente buenos para los amantes del patín a juzgar por la crítica que ellos formulan y que, de algún modo, convierte el encuentro de ayer en Las Angustias, en reivindicativo.
(La Voz, 27-Marzo-2011)
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