Jesús Vega, presidente del Club Cherokee |
Los moteros se convirtieron hace tiempo en caballo ganador para una ciudad que soñaba bólidos y advirtió que, aunque los entrenamientos y las pruebas de escuderías dan contenido durante el año al trazado jerezano, lo suyo eran las dos ruedas. El delegado de Turismo, Juan Manuel García Bermúdez, lo tiene claro: «El Circuito es el principal atractivo turístico de la ciudad y una de las puertas de entrada claves para el visitante y turista a Jerez», indica a LA VOZ mientras espera mantener las cifras de 2010.
El Sistema Integrado de Información Turística (SIIT), herramienta con que cuenta la Delegación de Turismo, señala que el Circuito de Jerez registró durante la celebración del pasado Gran Premio de España de Motociclismo un total de 386.904 visitas. Con ello bastaría para que cada cual tuviera el rédito que espera en términos económicos, sobre todo, pero también políticos y el intangible del disfrute para unos amantes de las motos que también se preparan para ello un año más.
Gran volumen de reservas
Los hoteles de Jerez, por ejemplo, han alcanzado ya el 90% de ocupación garantizada para el próximo fin de semana. «En esta nueva edición del Gran Premio las expectativas son muy buenas si las condiciones climatológicas acompañan», dice García Bermúdez coincidiendo con Antonio Real, presidente de la Asociación Provincial de Hoteles y director de Hoteles Andaluces con Encanto, en el porcentaje. Real, buen aficionado, escapa de un mero interés comercial y cree que «lo más importante es que no pase nada en la carretera».
Desde 1987, cuando era director del Hotel Avenida, viene atesorando experiencias con motivo de la llegada de los moteros y, desde entonces, no ha interrumpido su contacto profesional con el acontecimiento ya en el sanluqueño Hotel Doñana (1985) o desde que está al frente del Hotel Jerez u otras instalaciones de Hace. Y su visión sigue siendo la misma pese a que «hemos tenido de todo, desde los cambios que hemos tenido en las calles de Jerez, en el calendario, en la meteorología...», evoca.
Antonio Real asegura que «el Gran Premio de España ha servido para que muchos de nosotros podamos vender nuestros establecimientos más allá de las fronteras que, a lo mejor, en un primer momento nos planteábamos». Es más, «a nivel mundial la repercusión mediática es infinita de cuantificar», reconoce. Pero es que, además, es de los que a nivel personal disfruta «con el ambiente dentro y fuera del Circuito, soy aficionado a la competición aunque no soy motero». Apuesta por Stonner, Pedrosa y Lorenzo.
Alfredo Carrasco piensa en otros nombres propios sobre la moto. Los de aquellos que alinearán sus máquinas ante su establecimiento en la avenida de Lola Flores. El sitio, camino del Circuito o a su vuelta, es ideal. Hay lugar para aparcar. Y, para más inri, éste y otros propietarios de cafeterías y bares en la zona procuran no desperdiciar la ocasión para recibir a los visitantes como Dios manda. Los Cerdos Ibéricos, grupo de moteros que visitan Jerez cada año, tienen allí su casa. El 'facebook' de Alfredo lo anuncia en su tercer aniversario.
Arroz y una tarta con el logo les aguarda. Y todas las copas del mundo. O las que sean compatibles con la conducción responsable. Alfredo estima que volverá a tener una venta que superará un 40% lo normal de un fin de semana. El éxito está en «la amplitud de estas avenidas, la capacidad de aparcamientos, la infinidad de negocios cercanos, el engalanamiento de las terrazas». Sentarse en la terraza y tener la moto delante es otro de los acicates. Al final, los sitios que se llenan son los que lo permiten.
Buen tiempo
También Alfredo cifra en el buen tiempo una de las claves del negocio pese a que, sea como fuera, de un tiempo a esta parte «se han acortado los días de estancia». De hecho, considera que esto ha quedado en la venta de un buen fin de semana de puente. «Sabemos que venderemos un 40% más que un fin de semana normal», se atreve a vaticinar. Lo cierto es que no hay gran aspiración en ello y, al fin y al cabo, espera igualar las cifras que son habituales cada año.
Ya ha preparado la compra necesaria para, atendiendo a ese incremento de cada Mundial de Motos le proporciona, tener para los moteros «cervezas, refrescos, batidos...». En el relato parecen faltar otros alcoholes ante los que el conocido restaurador señala que su experiencia habla más de cócteles que de otros consumos. «Ellos cuidan mucho no beber mucho para después poder conducir su moto, por eso, en mi casa, funciona muy bien la coctelería, refrescarse y echar un buen rato».
Llegan hartos de kilómetros en muchos casos. Y de eso saben mucho el medio centenar de moteros que integran el jerezano Club Cherokee, que también aborda preparativos durante estos días. Sus instalaciones entre la barriada de San José Obrero y Guadalcacín son un remanso para los visitantes que buscan esta sede como referencia. «Este año lo recibimos no solo con ilusión sino también con energías porque el año pasado coincidió con la Feria», dice Jesús Vega, su presidente, subrayando el handicap que, pese a quienes creen en la creación de sinergias, existe en ese tipo de coincidencias.
Están adaptando sus dependencias dotándolas de servicios, duchas o zonas de acampada. Y los beneficiarios serán, sobre todo, portugueses aunque no faltarán alemanes o españoles de los más diversos puntos. Consiguen atender a casi 400 personas en apenas dos días. Ello da para muchas anécdotas que Vega recuerda con gracia. Hace cinco años se quedó un visitante sin ir al Circuito al quedarse dormido en la sede, cerrada cuando todos marcharon al trazado.
Gusto por Jerez
«Les encanta Jerez, y los que vienen a vernos van a muchos circuitos pero acudir a nuestra ciudad les encanta», reconoce complacido el presidente de Cherokee. Para él no hay crisis que valga a la hora de montar en la moto y venir. Lo dice enseñando su moto y atribuyéndose, por tanto, conocimiento de causa. No en balde son muchos los kilómetros que llevan realizados y que la motivación para acudir a un gran premio les sale a flor de piel, sin mayores análisis.
En esa presdisposición a echarse al camino se confía cuando, en apenas un par de días, se aguarda a que el rugido en las calles demuestre que, al menos en lo que respecta al referente motero en que se convirtió hace años Jerez, todo marcha por donde solía. La espera va llegando a su final y la ciudad aguarda que la avalancha se repita.
(La Voz, 28-Marzo-2011)
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