Foto: Javier Fernández |
Un informe de Cáritas diocesana señala que el tiempo medio para que alguien necesitado de ayuda reciba una primera cita de los servicios sociales del Ayuntamiento se sitúa entre los 15 y los 30 días. El mismo análisis interno indica que, estos agentes municipales de la delegación de Bienestar, tardan entre 30 y 60 días entre ese encuentro inicial, ya retrasado según el primero de los datos, y la resolución del problema en cuestión.
Dos meses de margen dan para que la situación pueda ser irreversible para la persona acuciada de la precariedad que le lleve ante Ayuntamiento para pedir ayuda, los primeros obligados a poner al alcance de los más desfavorecidos los medios necesarios. Y ello alarma en el seno de la institución eclesial dedicada a esta entrega solidaria en la que reconoce que "entre el 50 y el 70% de los casos terminan siendo derivados a Cáritas".
José Benítez, delegado episcopal en esta entidad diocesana, apunta en ese arco porcentual la incidencia de un trabajo que, desde la Casa de la Iglesia, lleva tiempo saliendo al paso de esta situación, que no por muy reconocida había encontrado hasta ahora un cálculo puesto negro sobre blanco. La clave de esta derivación reside, fundamentalmente, en que la institución diocesana reduce notablemente estos márgenes para beneficio de su creciente grupo de asistidos.
Las nuevas pobrezas, fruto de la crisis económica actual y del consiguiente aumento del paro, requieren de una mayor celeridad en la atención de cada uno de los casos. Así, como explican tanto Benítez como Juan de los Ríos, director de Cáritas, mientras los servicios sociales pueden llegar a tardar un mes en tener el primer contacto con el solicitante la Iglesia lo hace en un máximo de 7 días. En ese mismo margen el asunto puede quedar ya resuelto.
"Esto no lo puede negar nadie, cualquier político o quien quiera puede comprobar que los datos de los que disponemos son ciertos, cualquier persona que viene a Cáritas con un problema se le atiende en menos de 7 días", dice Juan de los Ríos mientras José Benítez explica el caso reciente de una boliviana feligresa de Santa Ana que se dedica al servicio doméstico: "A las doce de esa misma mañana ya se le estaba atendiendo en la acogida de Cáritas", explica.
Tanta diferencia entre el tempo de atención municipal y diocesana es explicada en el informe del observatorio de Cáritas diocesana, que será remitido a instancias nacionales, reconociendo que la incapacidad del Ayuntamiento para prestar una ayuda verdaderamente efectiva, también por el tiempo de respuesta, llega "por la gran demanda, porque no tienen dinero en efectivo y por el engranaje burocrático".
De los Ríos, de hecho, reconoce que "valorar una ayuda requiere tiempo de estudio y diagnóstico que debiera tardar menos de 30 días, pero la realidad dice otra cosa y el proceso se ralentiza". El trabajo a destajo de los voluntarios de Cáritas, sin embargo, está imponiendo unos resultados que, por el momento, va atajando, en la medida de lo posible, lo que los servicios sociales se ve imposibilitado de atender en el conjunto de la demanda.
(La Voz, 5-Septiembre-2010)
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