domingo, 19 de diciembre de 2010

Cantando coplas bajo la lluvia

Zambomba de la Hermandad del Rocío en González Byass
San José Obrero suspendió la suya por la lluvia, que había sido preparada al aire libre. La hermandad de Jesús Nazareno tampoco pudo celebrar la zambomba convocada en el patio de la capilla de San Juan de Letrán. No era fácil seguir adelante en muchas de las que habían sido anunciadas -16 en la agenda municipal-. Por muy día de la Esperanza que fuera y solo restaran seis días para la Nochebuena, las precipitaciones habían decidido seducir de lo contrario a muchos de los que ya habían hecho planes para disfrutar de los villancicos, la copita y el ambiente festivo.
Pero no había de ser, la de la lluvia, la última palabra al respecto. El Pelirón celebraba la suya, contra viento y marea. La calle Batalla de los Cueros, en la misma esquina de la Ronda, enseñaba tenacidad al amparo, eso sí, de unas carpas facilitadas por el Ayuntamiento. Estaba convocada por la hermandad de María Santísima del Consuelo y montada a las mismas puertas de la casa de hermandad y frente a la capilla de esta cofradía. Cantando coplas de la Nochebuena bajo la lluvia, las horas del sábado fueron disfrutadas sin prestarse demasiada atención al mal tiempo.
Durante el día y la noche
Que las que se atrevieron a dar el paso al frente fueran premiadas con una importante afluencia de público no sería, al fin y al cabo, sino muestra de las ganas que, pese a todos los pesares -mal tiempo incluido-, había de no perderse alguna de las zambombas que, siguiendo la tendencia imperante de un tiempo a esta parte, abrieron sus horarios como verdadero abanico. Desde las dos de la tarde ya era posible encontrar un ambiente cálido y festivo que se prolongaría en muchos casos hasta bien entrada la madrugada. Aunque no era preciso aguantar tanto para pasarlo bien.
Entre las que primero ofrecieron mucho público y sonido navideño en vivo se encontraba la del Partido Popular que, en las céntricas bodegas de Diez Mérito, contaba ya con unas 400 personas en el momento en el que comenzó a servirse la berza prevista. El ambiente acogedor de tan jerezano marco ayudó, sin lugar a dudas, a que los participantes se olvidaran pronto de la lluvia. Junto a las delicias culinarias propias y los caldos de la tierra, los villancicos los pondrían coros como el de mayores de la zona sur. Se celebraba a beneficio de Cáritas Diocesana.
Pero convocadas había muchas más. Y en lugares tan dispares como la zona rural -con las de Cuartillos, Mojo-Baldío Gallardo, La Guareña, Torremelgarejo o Las Tablas- o el propio casco urbano, con muchas a cargo de hermandades -como las del Rocío, Coronación, Transporte o Yedra- y otras de marcado acento flamenco.
(La Voz, 19-Diciembre-2010)

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