Los jóvenes abuelos ven con preocupación el futuro de sus nietos |
Del mismo modo, sin embargo, ellos mismos son los que luchan ahora para que el reagrupamiento de los hermanos no se mantenga en el centro de La Línea en el que han sido alojados ni en familias de adopción ajenas al núcleo familiar de los Ramírez Lahera. La preocupación se ha hecho mayor cuando la más pequeña se ha sumado a los otros tres tras haber estado bajo la tutela de estos abuelos hasta que, el pasado mes de junio, se diera cumplimiento a un informe de no idoneidad para este acogimiento.
Las causas de la actuación
Problemas de desempleo, dificultades económicas, deudas importantes en el alquiler de la vivienda que ocupaban en una zona considerada de desventaja social y dependencia de sistemas de protección de ayudas y protección social fueron argumentados, en su momento, en la resolución de la delegación provincial de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social que retiró a los hijos de la custodia de sus padres. La situación provisional de desamparo se resolvió en mayo de 2010.
El nacimiento de la más pequeña de los cuatro hermanos en agosto de 2010, declarado dos meses después el acogimiento de este cuarto nieto por parte de los abuelos, reactivó la actitud de Jesús y Carmen que declaran su firme empeño por tener a todos los hermanos con ellos. Los abuelos aseguran su empeño por recuperar no solo a la pequeña cuya tutela tuvieron hasta el pasado mes de junio sino también a los otros tres, pese a que han tenido dificultades para visitarlos con más frecuencia en La Línea.
Ahora, de hecho, reflexionan al respecto de la decisión que tomaron en su momento de poner el caso en conocimiento de la Junta de Andalucía. Y ello pese a que las carencias que sufrían los niños se pudieran ver paliadas al favorecerse una retirada de manos de los padres que entendían necesaria dada la desatención que sufrían. Jesús y Carmen culpan especialmente a la madre, con diversos problemas que la incapacitarían y entre los que cuenta, junto a otros deficiencias alegadas su condición de sordomuda.
«El fallo quizá lo tuvimos nosotros al decirlo a la Junta, pero era la verdad», recuerda Jesús preocupado por una adopción ya en curso que apartaría a los niños de modo definitivo del entorno familiar. En cualquier caso, la primera actuación tras este aviso de los abuelos buscaba el apoyo a los padres con diversa ayuda desde las instancias públicas. Pero el estado en el que vivían unos niños, que igual permanecían encerrados solos en casa que merodeaban por el barrio solos con riesgo incluso de atropello, fue determinante.
Limitaciones y ofrecimientos
Las instancias de protección al menos de la Junta de Andalucía pretenden el reagrupamiento de los cuatro y ha iniciado ya el procedimiento de adopción a otra familia o, en el peor de los casos, a dos que los adoptaran de dos en dos. Pero ni que en esta situación se prometa el contacto entre los hermanos es considerado por los abuelos la mejor de las posibilidades. Los ofrecimientos para la adopción de una hermana de la abuela Carmen y una sobrina refuerzan ahora la petición de la familia.
Frente a la situación originada en la vida de los niños que sufren las consecuencias, han sido iniciadas diversas gestiones de carácter judicial en la convicción de que, del mismo modo que en su momento los propios abuelos dieron a conocer la situación a la administración competente, ahora están en disposición para, garantizando la distancia de los propios padres, poder atender en el seno familiar a los cuatro hermanos.
Por su parte, los jóvenes abuelos (44 y 41 años respectivamente) aseguran estar capacitados para atender a los cuatro nietos pese a su carga familiar actual (otros tres hijos, hermanos del padre de los niños, siguen habitando en la casa de los abuelos), que es alegada por las instancias públicas competentes para mantener reticencias a darles la custodia. La situación de paro del abuelo tampoco ayuda y, con todo, ni él ni ella lo dudan: «Queremos tener a nuestros nietos, con nadie estarán mejor que con nosotros».
El obispo dio a conocer el caso
La familia Ramírez Lahera ha estado muy apoyada tanto por Cáritas Diocesana como por las Hermanas de la Cruz. A través de una y otra instancia, José Mazuelos, el obispo de Jerez, ha venido haciendo seguimiento a un caso en el que el compromiso eclesial ha encontrado el colofón de la entrevista mantenida el viernes con estos abuelos.
El pastor les dio aliento en su empeño durante la reunión y señaló que le parece adecuado que, en la medida de lo posible, sea atendida esta solicitud en aras de contribuir a la convivencia con familiares que pueden aportar a los niños aquello que necesiten de forma material, afectiva y moral. Sin entrar en cuestionamiento alguno de la labor de la Junta en este terreno, Mazuelos hizo votos por la mejor resolución de esta situación.
(La Voz, 17-julio-2001)
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