La agenda desvela el dominguito que tenemos por delante. Unos se de peregrinación en Alcalá, otros a las plantas de Cristo Rey, algunos con actos de naturaleza eucarística...Pero no es la proliferación de convocatorias, lo aseguro, el peor de los handicaps que tienen en la parroquia del Perpetuo Socorro. Peor es plantearse que un domingo -“¿no se hizo para descansar?”, me dicen- nos levantemos a las ocho de la mañana. Y luego hay otro más que lamentar: “Si fuera la Cena la que saca su paso... ¡pero es la procesión de un cuadro!” Crudo de entender, para este amigo, que el icono le provocara tanta devoción como para madrugar.Es entonces cuando consigo abominar de la especie cofrade y sus atavismos inquebrantables. Y no es tanto la dificultad para madrugar lo que reprocho. Pero no encontrar a María en el icono como en una imagen...Hace ya un año descubrí el encanto de un rosario de la aurora sencillo en el que la tradición del rezo callejero y la juventud portando sobre sus hombros a la Virgen se daban la mano con naturalidad.Nuestra Señora del Perpetuo Socorro no es una devoción cualquiera. Esta mañana ha salido, en rosario de la aurora por Las Torres y La Coronación... Y ya aseguro que era muy temprana la hora para que la muchedumbre le saliera al encuentro.A veces, los cofrades nos negamos la posibilidad de conocer otras cosas. Y eso nos muestra catetos porque el apego a nuestro singular y tan poco variable gusto artístico o devocional achica nuestro horizonte. Una lástima.
(La Voz, 23/11/2008)
(La Voz, 23/11/2008)
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