Los generales Espartero y Maroto se dieron el que pasó a la Historia de España como Abrazo de Vergara. En la localidad guipuzcoana de Oñate tuvo lugar, dos días antes, la firma del convenio que quedaría rubricado por el gesto en las campas de Vergara. Era agosto de 1839 y ocurría ante la atenta mirada de los ejércitos liberal y carlista. Toda una escenita.Sin ánimo de convertirme en el almirante John Hay, jefe de la escuadra británica que propició el acercamiento entre los partidarios de Isabel II y el infante don Carlos que pretendía el trono, pregunté el miércoles a Joaquín Perea, en directo en el mismo programa Carrera Oficial que siete días antes acogió el episodio de marras, sí estaba dispuesto a cerrar el enfrentamiento con un abrazo a Natera.Tras lo ocurrido en aquel directo de la Cope entre el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías y el presidente del Consejo lo mejor es quedarse con cuanto bueno haya producido el rifirafe. Y la proliferación de las invitaciones a que se sienten sendos dirigentes cofrades y sellen el compromiso de un entendimiento que tan difícil ha parecido hasta el momento es básico.Y el encuentro tuvo lugar la noche del jueves en el acto de presentación, en Los Jándalos, del 40 aniversario que cumple Cope-Jerez, nuestra Radio Popular de siempre. Aquí paz y después gloria. Pero lo cierto es que son más de dos los que, a mi juicio, habían de aplicarse el cuento de una reflexión necesaria. Y sería lamentable que dejáramos pasar la ocasión de que cada cual asuma su responsabilidad.Junto a la celebración de un pleno de hermanos mayores que se saltó el punto del orden del día en el que debió aprobarse el programa de actividades de la Unión de Hermandades -que reprochó Perea a través de la radio provocando la llamada de Natera- estaba también la ocasión del primero de, en su calidad de delegado, llamar al segundo a su despacho en lugar de llamar la atención en directo. Pero me niego, por ejemplo, a dejar de lado mi reprobación a los hermanos mayores asistentes a aquella reunión. En una clamorosa dejación de funciones permitieron -o por prisas para dar por acabado el pleno y volver a casa pronto o por auténtico despiste- que el Consejo se saltara un punto que le deja manos libres para hacer, durante el curso, las actividades que les venga en gana.Llevo tiempo diciendo que es en el pleno, en la actitud en él de los hermanos mayores, donde está la fuente de los problemas.
(La Voz, 07/12/2008)
(La Voz, 07/12/2008)
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