Lo siento, Góngora, me piden que te despida. Sabes que la cabra siempre tira hacia el monte. Siempre. Y también te sabes la del tonto y la vereda. A que sí? Pero ahora te doy el finiquito, Luis. No vaya a ser que termine enredándome en la zarza de mi proverbial palabrería.
Toca ser más directo? Toca abandonar el confort que el sentimiento tiene en la palabra? Toca pasar a la acción? Toca que la revolución se rearme de la determinación necesaria? Toca desconfiar de todo y de todos antes de afrontar la batalla por la felicidad realista?
Cojo del saco de mi acervo vital (vaya se me coló el palabro!) un puñado de 'síes' y otro de 'noes'. Y los esparzo sobre esas preguntas. No todas merecen igual monosílabo. Ni yo creo merecer a veces el acero de cierta crítica. Pero la abrazo y obedezco. Así soy, en el fondo.
Y ahora llegan más preguntas. A que incluso siguiendo las indicaciones has debido releer para intentar comprender? Será que no es fácil explicar lo que el alma esconde. Pero quien no lo entiende no necesita entender más. Y quien lo entiende ya sabe todo lo que tiene que saber!
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