Nos acordamos del recién fallecido Pepe Bernal en la oración inicial y, a partir de ahí, se puso en marcha una sesión plenaria que apenas si debió entregar los horarios e itinerarios que, a diferencia de lo que ocurría tiempo ha, ahora están más que trillados, conocidos, sin sorpresa posible. El Pleno de Hermanos Mayores es un órgano, sin embargo, dado, y eso sí que ocurrió casi siempre, a la disquisición tantas veces mal llevada. Y así fue, anoche, el de Toma de Horas.
Valgan tres muestras de tan patente evidencia que, a poco que se observen, el querido oyente (lector) se hará a la idea, con facilidad, de cómo son las cosas cuando la fraternidad no es, exactamente, aquello que más pese en esas noches de decisiones y controversias, de petulancia formal y hambre cierta de Evangelio, de más rigor procesional que en el trato, en las trazas que en el fondo.
Primero. Entre los detalles de la Semana Santa uno ya parecía obviarse a priori por el Consejo de Muñoz Natera. Una supuesta norma no escrita pretendía abortar el empeño del Nazareno de colocar, como antaño, como siempre, una banda delante de la cruz de guía. El perjuicio supuesto a la Esperanza de las Cinco Llagas, que va delante, hizo al Consejo adoptar insalvables posiciones que una conversación entre Raúl Castaño y Francisco Barra, hermanos mayores respectivos, ya habían soslayado. Lamentable por cuanto se demostró que todo es, casi siempre, más fácil de lo que parece.
Segundo. Quizá inspirado por el primero, surgió un segundo requerimiento de la mano de Luis Cruz a modo de petición de un dossier que ponga al día a los hermanos mayores de las normas que, de verdad, hay que cumplir enmedio de una situación en la que, por ejemplo, el Consejo sigue sin Reglamento de Régimen Interno. No mostrarse demasiadas ganas de complacer esta petición llevó al hermano mayor del Santo Crucifijo a emplearse en ello con más ganas. "¿Pero no es el pleno el que debe decir a la Unión de Hermandades lo que ha de hacer y no a la inversa?" se oyó en la sala con mucha razón.
Tercero. Un pleno extraordinario posterior al ordinario de horarios e itinerarios trasladaría la pregunta a los hermanos mayores sobre qué hacer por Haiti tras el desastre sufrido recientemente. La idea del Consejo era que las hermandades prescindieran de los 700 euros que aún se les debía de su parte de los ingresos en concepto de palcos y sillas. Fue entonces cuando alguien se preguntó que "¿si se trata de dar es el Consejo el que lo hace y si lo probable, por la pérdida de ingresos en las tesorerías cofrades, son los hermanos mayores los que lo hacen?" También costó dar sensatez a la propuesta considerada finalmente.
Qué le vamos a hacer. Es lo que tenemos. Pleno de desatinos que, aunque luego dicen algunos que son los hermanos mayores los que no están a la altura de las circunstancias, anoche se desmostró que mayor tensión personal, actitud defensiva innecesaria y tiros al aire del caldeo reprobable y reprochable existe en un órgano que tiene pendiente enterarse de qué es exactamente. Hoy no critico, sin embargo. Hoy elevo mis oraciones por los miembros del Consejo para que lo consigan alguna vez. Eso sí, permítanme que lo haga a San Judas Tadeo porque hay logros que me están pareciendo imposibles de alcanzar.
(COPE-Jerez, editorial en 'Carrera Oficial', 24-02-10)
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