Acaba de ocurrir. Y lo cierto es que entre reconocer que nunca es mal año por mucho trigo y la ridiculez de caer en la tentación de hacer de ello triunfo alguno debe existir un término medio por el cuál considerar que no es mal hito en el camino de seguir comunicando mis pensamientos más personales sin que por ello deba perder el culo con vanidades fuera de sitio. Entre otras cosas porque ha costado cinco años, también recién cumplidos, de vida de este nuestro blog.
Son las diez y diez de la noche y de pronto me encuentro que el marcador de visitas señala la cifra de 100.000. Y ello me ha arrancado una sonrisa sin mayor pretensión que la de considerar que no fue abierto sólo para mí este 'Palabra de Gaby' que, con todo, únicamente intenta satisfacer al autor. Probablemente aquello que en solitario preserva mis gustos más plenos a la hora de escribir, aquel oasis literario que tantas alegrías me ha venido reportando.
Hace poco me dijeron que la virtud, si la hay añado yo, reside en la variedad de temas propuestos. Livianos análisis de la actualidad más cargados de un punto de socarronería que de empeños informativos, ventanas por las que afloraron mis sentimientos más íntimos en según qué momentos o verificaciones de unas inquietudes que pueden asemejarse a las del lector o por contra encenderlo en sentido inverso, cada uno de mis post, eso sí, han estado cargados de intención.
Ahora, en medio de la singular conmemoración a la que invita el contador del ángulo superior derecho del blog, me toca agradecer que hayáis seguido al ritmo que os haya ido apeteciendo cuanto a mí me ha pedido el cuerpo contar con la periodicidad que la saturación laboral me ha permitido. Prometo seguir dando la lata en entradas de mayor enjundia que ésta que sólo contempla la cantidad pese a que lo mío es intentar que primen otras cosas. Ojalá lo consiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario