Pena de carbón ha recaído sobre una provincia como la de Cádiz en la que los Magos de Oriente han pasado dejando promesas para 2014 y, eso sí pese a la crisis, tablets, videojuegos y otras zarandajas que hacen creer a los críos y también a los mayores que no iba a llegar nunca el 7 de enero con su vuelta a la realidad y la propensión a creer que no cumplimos las previsiones que apuntaban a gastar lo justo y ni un euro más.
Y lo que los Reyes olvidaran en esta jornada que pone colofón a fiestas ensartadas desde hace mucho para nuestro dolorido bolsillo lo estamos confiando ya, a estas alturas, a un nuevo año que nos aventuran mejor que el dejado atrás. A ver, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, repasemos antes de marcharos esa carta que parece habéis leído en diagonal, como yo aquellas páginas del periódico que advierto menos interesantes...
Cádiz sigue sin segundo puente. ¿Cómo? ¿Que nadie esperaba que 2013 traería su finalización? Sí, pero... ¿ya olvidáis que se esperaba inaugurar en el manido Doce? Otra, Puerto Real sigue mirando a Navantia sin comprobar que nos hayáis dejado ni un gasero pequeñito ni nada. Y Rota espera que los mil marines del escudo antimisiles por llegar sean los verdaderos Reyes Magos que quedan pendientes en una Villa tan necesitada de algo así.
En Jerez, cuando se dice qué hay de lo mío, nos imaginamos a Zona Franca convertida en el reino de la magia que, tras la estrella, llega a la ciudad para aportarle un nuevo impulso desde el PTA, para acunar emprendedores desde San Agustín o dar lustre al setentero polígono industrial de El Portal. También, por ejemplo, a Tragsa reabriendo la iglesia de Santiago. Tanto tiempo siendo inestable más castillo de naipes, se convertiría en auténtico milagro.
Súmese lo que cada cuál ha echado en falta en su salón esta mañana, pese a que no faltaran los víveres a modo de agua y yogures (en mis tiempos era así) o de plátanos de Canarias (qué buena campaña publicitaria!), y llegaremos a confeccionar una lista de sinsabores y decepciones que, reales o impostados según lo que pudiera esperarse y lo que no, no darán más que para confirmar que son las esperanzas las que nos mantienen vivos.
Manolo Garcia – Carbon Y Ramas Secas
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