Lo esperabas en inglés? No creo, verdad? Jajaja. Lo siento, prefiero que se me entienda muy bien todo. Aunque llegará mi habitual predisposición a las entrelineas y terminarás quedándote con más interrogantes sobre qué narices quise decirte. Pero ve pensándote respuesta a la siguiente pregunta clave a la hora de enlazar la decisión británica de ayer y la que los españoles hemos de tomar el domingo: A qué partido habría que votar para que los riesgos a seguir el camino del Brexit sean los mayores posibles?
No voy a responderla yo. Te aguantas. Hazlo tú y así te mojas un poquito. Pero a sorpresas menores en vísperas de una cita con las urnas debemos giros en el voto que, arrasando con las virtudes terapéuticas del silencio de la jornada de reflexión, condujeron a ese tipo de volubles cambios que sólo desacreditan a los votantes que, al parecer, tan capaces son/somos de preferir inspirarnos por un golpe de intuición que por la sensatez de una meditación adecuada.
Pero es cierto que hay por ahí quien hizo de la revolución de su génesis un vendaval de facilona ralentización hasta pretender ahora, para sorpresa de todos, quedar en mera socialdemocracia callejera, gente de orden y ley dicen. Antisistemas? No homme... eso otros! Y, claro, ello conduce a revestir ahora aquellas proclamas contra troikas, Europa de los mercaderes y políticas contra las personas de más ganas de cambiar la Unión que de dejarla.
He de decir que me preocupan más los volubles que los radicales. Si eres lo segundo, sería deseable que no lo escondas a ratos. Quien quiera seguir el camino de Gran Bretaña quizá tendrá menos que elegir que quien se plantea lo contrario. Será en balde la coincidencia de la decisión que manda a casa a Cameron con el final de nuestra campaña? O nos cabe algún tipo de reflexión añadida tras el Brexit? Yo no descartaría nada. Ni para bien ni para mal. Y tú?
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