miércoles, 16 de marzo de 2016

Los tiempos cambian


(De mi segunda Exaltación en el Calvario, 26/02/2016)
Los tiempos cambian. Y, aunque haya anhelos que están pendientes de recuperar para muchos… cosas que no desaparecen del vivaz imaginario colectivo de quienes siguen creyendo que el pasado es la respuesta a muchas de nuestras zozobras actuales… pese a ello… el mundo gira irremisiblemente. Nos guste o no… Nos guste o no!

Aún recuerdo cuando, en aquella Escuela San José setentera desde la que educandos y docentes asistíamos al final del antiguo régimen que dio paso a la Democracia, no faltaba quien, como un recordado lasaliano, mi tutor de 3º de EGB, el hermano Juan José, ya avisaba que quizás nos pudiéramos quedar sin algo que tanto nos gustaba ya.

Lamentaba la posible desaparición de los signos religiosos de la vida pública, la ausencia de crucifijos en las aulas escolares y, como no, la hipotética supresión por llegar, en medio del esperado patio laico que ahora bulle, de las salidas de nuestras cofradías a la calle como decía aquél hermano de impertérrita sotana negra y babero blanco.

Las cosas cambian. Llevan así desde que el mundo es mundo. Y muchas de esas transformaciones no sólo son inevitables sino que, muchas de ellas, también son positivas y necesarias. Otras, desde impulso populista de un tiempo a esta parte, van llegando con la irrupción de nuevas alternativas hoy en boga… y sin sentido!

A alguna de ellas se atribuyó presumida autoría que luego quedó en entredicho, la aparición de unos panfletos que nos ponían sobreaviso. Cuarenta años después de aquella advertencia con la que el hermano Juan José nos preparaba el cuerpo, se encarnaba hace unos meses. Señalaban los carteles la desaparición de la Semana Santa a manos de no sé qué partido… La desaparición de la Semana Santa?

Y acallarán ese soplo
que nos trae la primavera?
Las fragancias naranjeras
de ese azahar que es gozo
que con mi olfato escojo
con ardiente duermevela?

Apagaran nuestra cera
que chorrea ya en el pozo
del mejor de los reposos
siendo la ardiente candela
del corazón que anhela
trascendental… generoso?

Quién querrá el horroroso
papel del apagavelas?
Quién provocará duquelas?
Quién efectos dolorosos
que suplanten el gozoso
sentir que ya nos alberga?

La túnica nazarena
sacarán de esa foto
que en el hondón ignoto
de nuestra alma navega?
Se atreverán con ella
haciéndonos oídos sordos?

Nos dejarán sin el cobro
de esa factura que espera
aliviar la dura pena

de quienes tenemos coto
para la vida en remotos
brillos de fe tan certera?

Ay de quien se atreviera
a quitarnos esos sorbos!
Ay de quien fuera estorbo
del rezo de primavera!
Ay de quien a la vera
de un paso no quede absorto!

Ay, ay de los asombros
que por vivir nos quedan!
Ay, Señor, que se nos cuelan
glorias que no respondo
ante quienes en el fondo
sin alma siempre recelan!

No preocuparos que enciela
este mundo nuestro poso!
Que es un papel tan hermoso
que humaniza sin cautelas,
expresión tan verdadera
que es el colmo de los colmos!

Sea por ello que esbozo
la felicidad que estrena
la vida que en torrentera
superará lo gravoso
de todo amago de escollo
ante la fe cofradiera!

Extendamos la primera
emoción en ese coso
que se nos dibuja hermoso
esperando la faena
de quien murió de una pena
buscada por generoso.

Y acallarán ese soplo
que nos trae la primavera?
Las fragancias naranjeras
de ese azahar que es gozo
que con mi olfato escojo
con ardiente duermevela?

No apagarán nuestra cera!
No colmarán ese pozo
del mejor de los reposos
siendo ardiente la candela!
No pisarán al que anhela
superar lances penosos!

Asumid que es poderoso
clamor nuestra penitencia!!
Sabed que si es verdadera
será tributo precioso!!
Seamos siempre nosotros

y romperemos fronteras!!

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