La suficiencia de Jorge Lorenzo ganando como lo ha hecho la prueba reina, la batalla -no tan encarnizada como en Argentina- entre Márquez y Rossi, las otras dos carreras, el motero fallecido en El Cuervo, los 14.000 espectadores más que el año pasado registrados en el Circuito de Jerez, los diversos signos excepcionales vividos en la ciudad con motivo de la Capital Mundial del Motociclismo, la lucha entre Ayuntamiento y Junta de cara a unos términos para la renovación del convenio por la que los primeros apuestan porque los segundos afronten el 100% del canon de la prueba...
Hay flecos más que sobrados para tejer, a gusto del consumidor, un atinado balance del Mundial de Motos recién dejado atrás. Pero habría que reconocer que ni agarrar por las hojas el rábano de la desgracia sobrevenida, tras racha tan buena de ausencia de muertes en nuestras carreteras, enturbia realmente los magníficos resultados de esta edición de 2015. Creo que estamos de enhorabuena. Creo que Jerez se ha asomado con gran éxito al escaparate del mundo. Creo, sinceramente, que el podium de lo acontecido en los últimos tres días erige a la ciudad a lo más alto de la tarima.
El éxito deportivo español, la buena organización, el aumento del número de espectadores, el esfuerzo e implicación de los integrantes de los dispositivos de seguridad y de emergencias, la hospitalidad y el cariño con que los jerezanos vuelven a estar a la altura de las circunstancias... En fin, difícil no pensar que estamos en el camino de seguir haciendo crecer un acontecimiento que pudiéramos haber sospechado, yo el primero, que tocaba techo en las expectativas de mejora. Ahora tengo la convicción que si queda algo por inventar alguna mente se habrá puesto ya a trabajar!
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