No hace falta pedir directamente que cambies los muebles de tu casa para inducirte a ello. Por ello, por muy multinacional que se sea del sector (y en este caso más que para ello tienes medios), nada mejor que poner a funcionar la capacidad creativa. Y en Ikea, que ya se hizo sitio alguna vez en este mi blog, lo saben bien.
Tras la famosa sillita aquella tan peregrina y que tantas alegrías e independencia ponía al alcance del vejete de turno, o alguna otra que tampoco pasamos por alto, ahora llega una campaña con un slogan de frase bien traída: 'Nada como el hogar para amueblarnos la cabeza'. Y a mí me parece sencillamente genial.
He de reconocer que los muebles de la popular firma sueca a mí me gustan, por lo general, lo justo aunque sea un terreno poco dado a meterlo todo en el mismo saco. Unas cosas se acercan más a mis gustos que otras. Evidentemente. Pero la creación publicitaria, sea propia o ajena, está a un nivel increíblemente alto.
Para empezar, vender la idea de una comodidad que está en nosotros mismos es un inteligente ejercicio de dejación del protagonismo propio. E ir a Ikea porque nos han demostrado que piensan es un modo de llevarnos al huerto como otro cualquiera, aunque sea por distinto camino. Ya lo notarán en la facturación.
Escribo esto en un día de enclaustramiento hogareño por mor de una fiebre y mal cuerpo en general (algún enfriamiento supongo). Y parecía el día de encontrar los atractivos caseros. En esa búsqueda me he asido a la frase de marras para entender qué me conviene en la actual tesitura.
Pese a todo, y con el permiso de los suecos, a ver si me recupero pronto y comienzo de nuevo a perder la cabeza en la calle. Que para ello es agosto, y estoy de vacaciones. Por lo demás, mi admiración a creativos tan capaces de hacernos pensar. Aunque de paso pretendan vendernos, que de eso se trata.
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