lunes, 27 de febrero de 2012

Cruzada a favor de que Sebastián Zambrano reciba el Caballo de Oro


Foto de Eva Lindberg

El prestigio ecuestre de la ciudad no solo se juega en el terreno de los grandes apellidos, habituales en el listado de premiados con el Caballo de Oro, el gran referente jerezano en el reconocimiento de los esfuerzos personales e institucionales en torno al animal que da nombre a la feria. Por ello, cuando hace poco se dio a conocer que el galardón recae este año en la memoria del recientemente fallecido Ramón Guerrero y sin menoscabo de esta designación, surge la voz que desde El Portal recuerda que aún hay tiempo de premiar la labor de Sebastián Zambrano Sánchez antes de que hubiera que ofrecerlo también sin el galardonado en este mundo.
«También hay gente menos conocida que lo merece», dice Isabel García, la delegada de Alcaldía de la barriada rural en cuyos aledaños se encuentra el cortijo El Tesorillo. Ella impulsa, junto a un grupo amplio de personas, que no pase por alto el nombre de este octogenario que, en el fondo, no es tan desconocido como se pueda pensar. «Del mundo del caballo no me he retirado en la vida, sigo con la alta escuela», reconoce Zambrano, quien aún dedica su tiempo a domar equinos y a adiestrar a jinetes. «Casi todo el que en Jerez monta bien pasó por mis manos», reconoce mientras menciona como ejemplos al medallista olímpico Rafael Soto, Eduardo Mateos y Alfonso Ramírez.
En una explanada ante las cuadras de El Tesorillo, exhibe mano diestra y una capacidad extraordinaria en el control tanto del caballo como del jinete. Mientras dedica esos minutos a la preparación de un joven de El Portal, y a punto de cumplir 85 años de edad, recuerda cómo fue en una finca de su abuelo donde se familiarizó con estos animales y en el ejercicio del servicio militar en Regulares, en Melilla, donde comenzó a despuntar. «El comandante Povediano Echevarría, un gran jinete, me acogió a su lado de ordenanza», dice. Allí practicó el salto y al licenciarse, ya no bajaría del caballo a lo largo de su dilatada vida siendo padre y abuelo de nuevos valores ecuestres.
Su hija Emi Zambrano ha sido «la mejor mujer torero española», asegura complacido. Rejoneadora como su hermano Chano, ha paseado su arte por todos los ruedos. Y ahora, dos de sus nietos intentan seguir la estela del abuelo Sebastián, que fue además un gran corredor de raids hípicos en los años 70, una prueba en la que ha obtenido algunos de sus mejores laureles en Jerez, Extremadura, Córdoba o Chipiona. Diversos trofeos se reparten por el salón de la casa del cortijo atestiguándolo. «Aquí se tenía siempre mucha admiración por jinetes de fuera como los portugueses, pero yo siempre he tenido mucho amor propio y nunca quise que me ganara nadie», alardea.
Desde su dedicación profesional al servicio de alguna de las grandes familias dedicadas al mundo del caballo en la ciudad llegaría a la alta escuela, con las figuras de Alvaro Domecq Díez, Francisco Barroso o Antonio 'El Pelao' en la memoria de los primeros impulsos. O a jugar al polo con José Ignacio Domecq, Fermín Bohórquez, Paco Peraleja o Ramón Mora Figueroa, con quien se quedó como preparador de sus caballos. Ojeado en Sevilla por aficionados suizos, comenzó vendiéndoles por un millón de pesetas dos caballos muy bien domados en los años 50. Fue a la capital hispalense por quince días y terminó trabajando primero en el país helvético y en Italia después.
La argumentación de quienes se empeñan en que Sebastián Zambrano acceda lo antes posible al galardón que se entrega cada sábado de la Feria del Caballo no olvidan el hecho diferencial de una procedencia en la que también este animal se hace presente en el término jerezano y no siempre se verifica en el curriculum de los designados. Zambrano aprendió, de niño, un manejo del caballo que enraizaba directamente con la trilla o el enganche en ciertas labores agrarias. Desde ahí llegarían otras prácticas como las deportivas, pero en esas tareas se reconocen bien quienes, desde la barriada rural de El Portal por ejemplo, lo han propuesto en reiteradas ocasiones.
Pero es al contemplar su buena mano en la doma de caballos, lo que aún practica, cuando se observa que su capacidad es fruto de un talento digno de gran admiración. Casi todos los rejoneadores han llevado y llevan animales domados por Sebastián. Hasta el propio rey de Marruecos tiene en sus cuadras equinos que han pasado por sus buenas artes. Pero quienes insisten en la petición del premio son los que se le resisten de modo más indomable: «Les he dicho que no me calienten más la cabeza, que yo soy Sebastián Zambrano, con o sin Caballo de Oro. Y se acabó. De hecho, me lo darán alguna vez y llegará a olvidarse que lo tengo, pero nadie se olvidará de quien soy», sentencia rotundo.
Lo cierto es que, siendo alcalde jerezano Miguel Primo de Rivera y tras haber ganado Sebastián diversos premios deportivos en la ciudad, Jaime Domecq y Lorenzo Díez, miembros del jurado del Caballo de Oro entonces, le prometieron el galardón si lideraba una carrera más ese año. Y esa victoria se produjo, aunque un compromiso con el propio regidor que dejaba la Alcaldía tras haber construido las cuadras del Parque González Hontoria generó el agradecimiento de los jerezanos a modo de esa estatuilla de oro para el munícipe. «El próximo año será», le dijeron. Pero ese año jamás llegó. Pese a todo, sus allegados buscan que Zambrano tampoco pierda esta carrera.
(La Voz, 26-Febrero-2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario