martes, 12 de julio de 2022

Marrakech sensual


Bajaron del avión aún confusos por los trámites. Los frescores del vecino Jardín de Menara, que aún no habían disfrutado, no aliviaban de esos 45 grados con los que llegaron a la Ciudad Roja de Marruecos.

Marrakech rezuma pintoresquismo por descubrir a fondo en la Medina. Pero el curioso efecto de apartarse de la urbe moderna para inmiscuirse en el laberinto del callejero histórico parecía decir otra cosa.

No en balde, más que el efectista impacto del escenario, sintieron la entrada en la vida de verdad. Y, antes que se percataran de ciertos aprendizajes útiles sobre la ciudad, llegaron mil sensaciones inexplicables.

Bab el-Djedid, Koutoubia, Djemaa el-Fna; más allá, a la derecha, la Kasbah, las Tumbas Saadíes, el Palacio de la Bahía, más adelante la Madrasa de Ben Youssouf, lejos de la Medina los Jardines Majorelle...

Podían conocer la historia. Pero ya sabían que era más importante que la pituitaria se llenara de los mil matices de las especias, que las papilas acopiaran ciertos sabores únicos, que la viveza de los colores sacudieran...

Y así, embriagados de semejantes excesos sensoriales, alcanzaron el riad. El alojamiento, como se esperaba, reunía la esencia de la arquitectura árabe: ubicación recóndita, austeridad exterior y eclosión interior.

El té de menta con que fueron recibidos, el acento de los lugareños al cargo del establecimiento, las filigranas propias del confort árabe, la suite espaciosa y meticulosa en su decoración...

La excitación de los recién llegados no supo sino a estimulación sin medida, en sutil singladura desde la moderación de la llegada a un sitio desconocido hasta la sensual toma de posesión del lugar.

Ambos percibían a las claras, desde el minuto cero, qué era menester entregar dentro de la habitación para corresponder con exuberancia a tales efectos. Y casi sin deshacer las maletas comenzaron a colmar sus deseos.

Entonces despertaron, tomaron las maletas ya preparadas y condujeron hasta Sevilla. Todo había sido un sugerente sueño que, ahora sí, iban a poder cumplir una vez tomado el vuelo previsto. Desde el sábado estaremos en ello.

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