Y ahora hay gratitud por lo ocurrido durante un fin de semana pleno. No se puede contar. Hay que vivirlo. Pero es todo aquello que buscaba con impetuosa sensación de no querer perder más el tiempo con una fe mediocre.
Cursillo tuve para que mi cabeza recordara, mi corazón latiera sin remilgos y mi alma se uniera de verdad, por Cristo, a Dios desde una permanente invocación del Espíritu Santo que siempre quiero a mano.
Tres días de intensidad en la búsqueda. Y un cuarto, a partir de ahora, de mucho más de 24 horas para dar sentido a la experiencia compartida con aquellos a los que llamo mis hermanos. Ahora, ya en la calle, toca seguir.
Luzco mi empeño por una fe coherente y comprometida. Pese a que haya quien no entienda a cuento de qué, porqué ahora, cómo me da por ahí. Y puede que me veas por la calle, deseando que Dios te bendiga.
De colores! ❤️🔥
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