domingo, 11 de junio de 2023

Tantum ergo sacramentum

Tan sublime sacramento. Tanto que alivia el dolor que el mundo te deja con sus molestas menudencias. Y es así como, desde el primer verso del canto eucarístico, uno se agarra al Cristo vivo y real de la hostia consagrada.

Está concluyendo el día del Corpus Christi. Y la bitácora se deja, a esta hora, apuntar cosas a vuelapluma. Son los pensamientos molturados a lo largo de dos horas de recorrido sobre la sal coloreada. Da tiempo para todo.

Sigue brillando como el sol. Y no hace falta que sea jueves. Lo digo para los nostálgicos. El Santísimo en la calle ha sido, es y será siempre, mal que nos pesen ciertas abulias, el día grande en el que es Él quien sale a la calle.

Desde mañana vuelvo, como hasta ayer, a visitarlo en las Mínimas. Mi conversación será con Él aún más directa y cercana, quiero creer, que cuando el bullicio se ha apoderado hoy del culto sacramental. Pero hoy ha sido otra cosa.

Cuarenta y nueve alfombras y cinco altares, despliegue de estandartes y representaciones, niños de Comunión y repiques desde la torre, marchas de procesión. Hay un Jerez que late y otro que no lo sabe. Tantum ergo.

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