"¡La dominación, eso sobra!", es la respuesta del antropólogo encerrado por asesinar a quienes agredieron y esquilmaron la comunidad de gorilas en la selva de Ruanda con la que convivió. Creen que su problema es que se cree uno más de aquellos animales.
Eso es lo que sobra. La impostura de una supuesta necesidad de tenerlo todo bajo control. El profesor del papel de Hopkins es un sabio de la vida y de lo que de verdad importa. Pero lo creen un gurú de la imposible regresión hacia el modo de vida del hombre hace miles de años.
Pero es con ellos, con los gorilas, con quienes aprende tolerancia. Sostiene que no lo aceptaron por creerlo uno de los suyos sino porque, sabiéndolo humano, no se acercó a ellos como lo hacen habitualmente. Los asesinados por él, por ejemplo.
Y te quedas cavilando. No porque te veas a diario en la necesidad de tratar con gorilas. Pero sí porque a veces se topa uno a quien pasaría bien como autor de la matanza de esa tolerancia. Nadie como Hopkins y Cuba para dar la talla de semejantes caracteres.
La peli de Cuatro de esta tarde ('Instinto', 1999) me trae al blog con el entusiasmo de quien ha disfrutado de la historia. La acción (tanto en la selva de Ruanda como en la otra selva de la cárcel) me trajo. Pero es el cambio de talante al que invita lo que me ha hecho permanecer.
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