domingo, 11 de junio de 2017

Junio

Ella parece con sosiegos recién cobrados. Diosa del matrimonio y reina de los dioses, también se muestra con la expectación digna de un tiempo nuevo. Se arrima a Júpiter sin miedo. Ya lo veis. Y el astro rey la recibe con el calor que despunta a la espera de la verdadera canícula. Así es Juno. Así es junio.

Claro que no es el encuentro entre Mamen y Montoro. O sí, ya veremos en qué quedan las exigencias ministeriales. Lo cierto es que sí se trata, lo señalado, de buena parte de cuanto significa para mí este mes tan cuajado de sugestivas puestas en reposo en el sereno disfrute de los mejores placeres de la vida.

Unas camisas de lino por fuera, unas cenas sobre la arena de la playa y algún que otro paseo nocturno en bici y habremos verificado que para rejuvenecer no hacen falta fuentes milagrosas ni elixires mágicos. Basta con invertir en aquella que da nombre a junio haciéndonos a todos recobrados iuvenis.

Se nota que estoy escribiendo en domingo y en pijama (de verano por supuesto). Pero también que quedaron atrás los grises plúmbeos de ciertos momentos del año para sentirse sensiblemente más estresado. Ahora, cuando aún quedan flecos pendientes como el mencionado, nada me turba.


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