Nunca he sentido, en la crudeza que se le supone, la esclavitud de mis palabras. Y siempre me he expresado, me expreso y me expresaré con la libertad que me caracteriza. Pero eso no quiere decir que siempre que me parezca oportuno me considere dueño también de mis silencios. Demasiado solemne para recuperar tras mes y pico mi actividad en el blog, verdad?
Es cierto, la incorporación a la nueva temporada radiofónica y otras ocupaciones laborales me apartaron de la fecunda escritura estival que me tuvo, pico y pala, analizando especialmente el tránsito en el gobierno local jerezano y otras cosillas varias. Pero ya estoy aquí de nuevo, con las ganas que nunca perdí, presto a 'dar morcilla' a quien corresponda en cada caso.
Uno no sabe nunca, aunque nada me sorprende, quien se considera seguidor de este puñado de letras que cada vez que puedo esparzo en mis artículos. Y hoy debo descubrirme ante un concejal socialista del que me siento deudor. José Antonio Díaz me pidió hace unos días que volviera a la carga. Y yo le agradecí que valorara mi "manera muy particular de escribir".
Yo le puse en bandeja que me citara los temas que le apetecía que analizara. Él me señaló tres de los muchos asuntos que le quedan cerca en función del lote de la gestión municipal que se le concediera. Ya me iré adentrando en sus propuestas. Ahora, disculpen mi flojera, sólo me apetece desperezar el pensamiento crítico e ir dando pábulo a mi motricidad fina.
Me alegro, como dice Herrera todas las mañanas. Lo dicho, el 'libro de baile' lo tengo abierto. Se aceptan peticiones. Algunas de las más inmediatas que atenderé, para que después no digan, son del socialista Díaz. Eso sí, las palabras seguirán fluyendo sin miedo a que me esclavicen y cuando toque silencio... será que me he vuelto a quedar sin tiempo.
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