La conversión de la tragedia de la fábrica burgalesa de Campofrío en una oportunidad es un alarde muy adecuado a la situación de crisis en la que la sociedad española lleva ya unos siete años. Y la creación de un guión que repase con sutileza y esperanza esos otros 'incendios' dignos también de la compasión general como las preferentes, el ébola o la corrupción no sólo ilustra bien el sentido del anuncio sino que alienta a que nosotros vayamos sumando nuestro propios 'fuegos'.
Con esos mimbres en juego, sólo basta sumar al ciclista-bombero Santiago Segura invitando a la reflexión, a la siempre dispuesta Chus Lampreave dando 'jarilla' a todo voluntario a su alcance y a un despistado Chiquito de la Calzada para, previa resurrección del recordado Miguel Gila en una frase localizada felizmente por quien se haya trillado los archivos de la historia de la televisión, encontrar argumentos de sobra para felicitar a la conocida compañía productora del sector alimentario.
Cuando llegue el momento de la reconstrucción de la fábrica habrá o no trabajo para todos los que se han quedado parados tras el incendio. Pero para entonces, pese al drama social que pudiera concurrir en esa decepcionante posibilidad, ya habrán triunfado los de Campofrío habiendo demostrado, con su simpática Bombería, la capacidad de llorar lo justo tras una desgracia que probablemente sólo les conduzca a la modernización de sus instalaciones y, de paso, a un presumible recorte de plantilla.
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