El ruido se va acallando
por obra de esa verdad
que llega como silbando
un misterioso cantar.
Dice, en su estribillo,
que es momento de paz.
Digo que no hay más brillo
que saberlo escuchar.
Así fue, entre zambombas
que cesaron de zumbar,
que la veraz cantinela
envisperó a la ciudad.
Y llegamos al Jerez
de las calles 'alumbrás'
apagando muchedumbres
que comienzan a soñar.
Zum zum de gozos maduros
susurraría sin más
quien ya curado de espantos
piensa en todos los demás.
Los que quedaron absortos
y sin saber escuchar
el grito sordo que explica
las cositas del penar.
Llegando la Nochebuena,
apurado en el zaguan
de la vida que sonríe
al hombre y su cantar...
pareciera buen momento
de pedir al del altar
que perfume los minutos,
la prestancia y el solaz.
Que llega uno al pesebre
y lleva hasta el portal
duquelitas que se curan
con la sonrísa cabal...
de ese Niño al que miro
con el dulce paladar
que da sentido a este tiempo
que llaman de Navidad!
Precioso Romance de Navidad. Que el niño Jesús colme nuestro tiempo de descanso con el más selecto aroma que desprende la madera tallada de su cuna y su sonrisa sanadora nos deje libres de duquelitas por los siglos de los siglos. Amén
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