sábado, 21 de marzo de 2015

La vida no es cuestión de cromosomas

Se llaman José María y Alberto y Rosa y José Luis y Gonzalo y... qué sé yo... Fueron tantos! Sería interminable la lista que cinco años de prestación a Afanas en un voluntariado para mí inolvidable me regalaron para que haga tanto tiempo que yo esté tan convencido que, en efecto, la vida no es cuestión de cromosomas.

Una cosa fue saber qué es la trisomía del par 21, en aquellos estudios de Magisterio que pusieron explicación genética a lo que ocurre a estas personas nunca tan comprendidas e integradas a lo largo de su historia como ahora, y otra bien distinta conocerlos, con sus nombres y sus gustos personales y sus aficiones y su entrañable trato, en aquel taller de radio.

Hoy celebramos el Día Mundial del Síndrome de Down y huyo de reflexiones al uso sobre la normalidad de las personas y los porqués de tenerlos por iguales. Todo ello sería injusto con aquellos que tanto me enseñaron. Cuantas faltas de normalidad me encuentro yo mismo en mis mil defectos y cuanta altura de miras les encuentro a diario a aquellos que conocí en Afanas y aquellos otros que he ido encontrando después en mi camino!

Por eso no les voy a felicitar en su día. Me felicito yo. Y lo hago agradeciendo a Dios que todos y cada uno de ellos me han ido dejando, y siguen regalándome en cada encuentro, una enseñanza inesperada, un ejemplo rotundo, una reflexión inquietante, una pregunta certera, una felicidad diáfana, una sonrisa abierta, un gesto sorprendente, un piropo exagerado, un brillo en los ojos, un cariño gratificante, un abrazo veraz...

1 comentario:

  1. Me pregunto ¿por qué hacer un día mundial de personas con síndrome de Down?
    Cuando leo en prensa artículos con titulares tan maravillosos anunciando que un síndrome de Down ha conseguido… como por ejemplo “Megan McCormick es considerada la primera persona con síndrome de Down que se ha graduado con honores de una Universidad Técnica en los Estados Unidos”, “Eli Reimer, llega a donde muchos no han llegado, convirtiéndose en la primera persona con síndrome de Down en pisar el campo base del Monte Everest el año 2012”… y otros tantos y tantos hombres y mujeres con esta “enfermedad de fábrica” que han logrado su sueño, de hacer lo que querían hacer en sus vidas y que contaron con el apoyo incondicional de personas que a su lado le decían “ Adelante, tu sí puedes”, me pregunto… ¿Cuáles han sido las causas o la fórmula mágica que ha permitido que las personas con Síndrome de Down hayan conseguido hacer cosas que muchas otras personas no han conseguido jamás? Yo jamás he pisado el Everest y no tengo ésa enfermedad…
    Creo que no hay mayor enfermedad que la de la mente, que te limita, te desalienta, pensando que las personas están incapacitadas para hacer o no hacer cosas y que cuando se las ayuda y se las apoya superándose día a día y sujetando de la mano para no decaer en el intento, porque a veces los límites te dicen hasta dónde puedes llegar (todos los tenemos…) es cuando se produce el milagro…
    Yo celebraría el día de las personas que ven a los síndrome de Down como lo que son, personas con sus limitaciones, como todos tenemos, y que animan y recuerdan al Síndrome de Down “tu si puedes”…
    Estoy contigo, cuando dices que huyes de las reflexiones sobre la normalidad de las personas y sus porqués y te felicito por haber tenido la oportunidad de conocer a ésas personas, porque lo que es seguro, que de ellas has aprendido una gran lección.
    Magnolia

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