Pensaba contaros un secreto que a lo largo de este lunes, día de Santa Ángela de la Cruz (a la que ya encomiendo el regreso), dejará de serlo por medio de una comunicación oficial. Pero he pensado que mejor os lo sugiero sin evidencias manifiestas de un hecho que, cuando huela a Semana Santa de nuevo, me permitiré agradecer de modo público en el Teatro Principal.
Puerto Real, villa concebida con el racionalismo renacentista que su damero muestra, ha sido generosa conmigo y su perseverancia me ha empujado a romper una inercia que desde 2007 (otro ejemplo de porqué la crisis que entonces comenzaba va mucho más allá de lo económico) me mantenía, por decisión propia y escasas motivaciones a mi alcance para ello, alejado de atriles.
Como quiera que el siguiente post de mi blog, palabra de Gaby, será el anuncio formal que llegará desde esas tierras de pinares, marismas, canteras, astilleros, devociones a la Virgen de Lourdes y la del Carmen, su Señor Chiquito y el Nazareno, yo ahora me limito a formular una gratitud aún huérfana, de momento, de los fundamentos que restan por expresar para darle enjundia.
A solo 23 kilómetros de Jerez, una tierra cuajada de voces que a cada rincón hablan de grandezas del pasado y esperanzas de presente y futuro aguarda que mi palabra despunte alientos anclados en cristos y vírgenes que desde sus propias advocaciones incitan a la recuperación de desazones bien llevadas siempre cuando uno pone su mirada implorante en las mejores manos.
Ello me ofrece la Villa. Gracias de corazón, Puerto Real.
Gracias a ti por aceptar la encomienda de nuestros deseos. Para mi especialmente será un pregón esperado. Enhorabuena y que Dios bendiga tus sentimientos. Un fuerte abrazo!
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