domingo, 17 de agosto de 2014

El fútbol como excusa

El Atlético de Madrid con el LX Trofeo Carranza conquistado ayer.
Dar la enhorabuena a los gaditanos por el nuevo éxito que ha supuesto el Trofeo Carranza un año más, y en esta ocasión se sumaban ya sesenta, es el ejercicio voluntario de desapego a uno de esos viejos vicios que se adhirieron pronto al fútbol: las batallas entre identidades vecinas que, como no se deben dirimir a mamporro limpio, eligen el verde del césped como mesa de estrategias 'bélicas'. 

Quede pronto claro que lo mío es el azulino, color que con respeto a todos ahora no se sabe bien en qué tarrito conserva más legítimamente la ínfima esencia en la que, por las categorías en que andan los diversos xerecismos, ha quedado el que asomara la nariz en Primera División hace solo cinco años. Y, dicho ello, vaya por delante mi agradecimiento a la afición amarilla por el elegante silencio al respecto.

Pero, yendo a lo que me llama a abrir mi blog cuando la tarde del domingo cae y en la Tácita de Plata hacen balance más allá de los resultados deportivos, me anoto dos datos que hoy se han dado a conocer: 31.000 personas disfrutaron de unas barbacoas en la playa que, se haya ido o no al fútbol, son de obligado cumplimiento en el estío gaditano. 25 toneladas de basura han generado.

Preguntar a los participantes del despliegue de costillas, alitas y chistorras sobre las brasas por los autores de los goles de la final puede ser un ejercicio interesante. Como si hacemos lo propio chequeando la tristeza que les haya quedado porque el Cádiz no haya llegado a la final. Es el Carranza. Es verano. El fútbol está también muy bien como excusa para pasarlo bien. Que es un juego.

Y ahora que leo mucho un eslogan que se queja contra el fútbol como negocio, ahora que el Murcia le ha visto las orejas al lobo, ahora que el Xerez se arrastra con la identidad repartida (aunque sea de modo desigual), ahora que no hay el menor pudor por reunir a los cuarenta mejores jugadores del mundo en apenas cinco equipos... Ahora es cuando hay que alegrarse de los que lo trivializan.

No al fútbol negocio. Sí a las barbacoas del Carranza. Quién ganó el trofeo, por cierto? Qué más da! Quien lo mereció. El resto? Los mangantes? Los manejos oscuros? La acumulación de deuda? Los disgustos de los pobres aficionados? Todo ello a la pira del carbón, para que los buenos ratos queden, vuelta y vuelta, a gusto de la gente sencilla que sólo quiere el fútbol para pasarlo bien!

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